Pasado

Un manuscrito del siglo XVIII revela una invocación indígena a la lluvia: Hita manira cura

Imagen de un eclipse del Astrofísico de Canarias
Aparece en un fragmento sobre el asalto de Morat Rais a Lanzarote en 1586, supuestamente en represalia por las incursiones sobre Berbería que orquestaba el marqués de la isla y Sosa apunta que el corsario otomano cautivó a más de 160 personas
El manuscrito COL MAN 1, redactado entre los siglos XVII y XVIII y que se conserva en la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria, contiene una versión ampliada de la "Topografía de la isla afortunada Gran Canaria" de fray José de Sosa en la que se reproduce lo que puede ser una nueva frase en lengua indígena: "Hita manira cura", una invocación al agua de lluvia.

El hallazgo lo ha divulgado Antonio M. López, promotor del Proyecto Tarha de difusión de la historia antigua canaria, que explica en una entrevista a EFE que además en el citado manuscrito se hace referencia a una «Conquista de Canarias» inédita para los historiadores.

El manuscrito COL MAN 1 fue adquirido de manos de un anónimo particular en 2020 por el Cabildo de Gran Canaria, y presentado al público al año siguiente, detalla Antonio M. López, quien comenta con humor que "algunos amigos me dicen que fue publicar la frase nueva y empezó a caer la bendita lluvia" que trajo la borrasca Emilia.

El volumen contiene una versión ampliada por su autor, fray José de Sosa (1646-p. 1730?), de su Topografía de la isla afortunada Gran Canaria y la primera de estas novedades que aporta el manuscrito es la referencia a lo que parece ser una de las crónicas o historias perdidas sobre el archipiélago.

Aparece en un fragmento sobre el asalto de Morat Rais –hispanizado Morato Arráez– a Lanzarote en 1586, supuestamente en represalia por las incursiones sobre Berbería que orquestaba el marqués de la isla, don Agustín de Herrera y Rojas, y Sosa apunta que el corsario otomano cautivó a más de 160 personas, entre ellas la marquesa Catalina Benítez de las Cuevas y su hija, y remite a la "Conquist[a] de Canar[ias], cap. 9, fol. 496".

"No conocemos ninguna Conquista de Canarias contemporánea al historiador franciscano que hable del asunto ni contenga al menos 496 folios o, siquiera, páginas, dado que en la época también se usaba el primer término para aludir indistintamente al segundo", añade Antonio M. López.

Por tanto cabe suponer que Sosa se refiere a una fuente hoy perdida, tal vez una de las atribuidas a Antonio de Troya, Alonso Fiesco o Gonzalo Argote de Molina, todas en paradero desconocido.

Añade además el divulgador que, a pesar de la incontestable abundancia de vocablos de la antigua lengua canaria –denominados genéricamente guanchismos– presentes en la toponimia del archipiélago, el secular olvido de sus significados, unido a la escasez de frases o expresiones completas de uso común traducidas y a la inexistencia de léxicos y otras monografías contemporáneas que las esclarezcan semántica y gramaticalmente, hacen muy difícil la recuperación científica de este patrimonio cultural.

Sin embargo, prosigue, no se pierde la esperanza de encontrar algún día una piedra Rosetta que ayude "a desenterrar y resucitar las voces que decenas de generaciones canarias de antaño usaron y moldearon durante al menos milenio y medio en su cotidianidad para dar forma y sentido al universo que habitaban, en lo terrenal y en lo espiritual".

Por ello se congratula del hallazgo de "una pequeña joya, uno de estos esperanzadores restos" en el tercer libro de la misma Topografía de Sola, en el que el autor reproduce un texto que describe una costumbre de los antiguos grancanarios, ya conocida por constar en otras fuentes documentales.

Se trata de la invocación, en tiempos de falta de agua, que se realizaba en lugares altos, uno de ellos en el risco de Tirma.

Pero en una nota marginal Sosa indica que estas peticiones también a veces se hacían junto al mar dando con unas varias mientras decían "Hita manira cura", que el autor traduce como «Señor danos agua».

"Es patente que Sosa, fraile franciscano, trata aquí de apuntalar el discurso en pro de que los antiguos canarios no eran idólatras, sino gentiles –paganos–, interpretando el antiguo ritual como una rogativa hacia un ser supremo", añade López.

Desafortunadamente, el padre Sosa no explicita la procedencia de su información, lo que dificulta precisar la corrección de su testimonio.

Algunos filólogos y lingüistas especializados en la antigua lengua canaria han confirmado la consistencia de la expresión al constar en ella los vocablos "aman", agua en tamazight, y "aqquran", que alude en las fuentes históricas a la denominación que los antiguos canarios daban al cielo divinizado, precisa el divulgador.