Opinión

¿Autonomía o Soberanía?

¿Autonomía o Soberanía?

El Partido Nacionalista Canario tiene previsto celebrar una Convención el próximo 25 de septiembre, con un programa que incluye dos sugerentes ponencias: “La Política Canaria desde un Partido Canario: Soberanía o Autonomía” y “PNC: 97 años abanderando las Unidad Nacionalista en Canarias”.

Los hechos objetivos son concluyentes e incontestables: sólo cuando hemos tenido en Madrid capacidad política para influir en la configuración de mayorías que han sustentado a los distintos gobiernos de España en Madrid han entendido nuestra realidad diferenciada. No es tan difícil entender que la geografía hace que Canarias tenga muy poco que ver con el territorio continental del Estado y que sus necesidades (legislativas, económicas, competenciales o fiscales) sean absolutamente diferentes. Así lo entendió la Unión Europea, que nos reconoce en su Tratado Final la consideración de territorio lejano y alejado y, por lo tanto, merecedor de una aplicación diferenciada de sus políticas. Lo que nos reconoce Europa, España nos lo niega. Sólo lo han entendido cuando han precisado los votos nacionalistas canarios.

Es muy sugestiva la reflexión que plantea el PNC, abriéndose a la reflexión de si la vía adecuada para defender los intereses del pueblo canario es la de la soberanía o la de la Autonomía. Si nos fijamos en las conquistas que poco a poco están consiguiendo los vascos y los catalanes, tanto en el ámbito económico como en el competencial y fiscal, el camino nos empuja a la vía de la soberanía para conseguir la autonomía que necesitamos para ser menos dependientes y asegurar el bienestar de las generaciones venideras. Los vascos y catalanes apuestan por el soberanismo para conseguir una posición de ventaja en sus relaciones con los respectivos gobiernos de España. Amagan y el Gobierno de España cede. Así se va construyendo un Estado español cada día más injusto y desigual.

Por distintas razones, en Canarias no hay una conciencia nacionalista generalizada ni en el ámbito político ni en su tejido productivo ni en el campo mediático. Por ello, en Madrid nos ningunean, no nos respetan y nos dan un trato casi colonial. El camino del diálogo y del entendimiento escogido sensatamente por las fuerzas nacionalistas canarias en Madrid es despreciado y nos miran muy por encima del hombro.

Quizá Canarias necesita una propuesta política soberanista que ayude a que Madrid nos respete y tenga en cuenta para, a partir de ahí, poder dialogar y acordar un régimen competencial y fiscal adecuado a nuestra realidad. Alguien debe dar un paso al frente por el futuro de esta tierra.

A corto plazo, no parece que Coalición Canaria o Nueva Canarias -o ambas juntas- se planteen recuperar una posición frentista del nacionalismo canario con el Gobierno de España en defensa de los justos intereses de los canarios; están muy condicionadas por la posición de gobierno que desempeñan en distintas instituciones centenares de sus afiliados y simpatizantes. 

La reflexión que abre el PNC sobre soberanía o autonomía como camino a seguir para defender los intereses singulares de Canarias llega en un momento muy oportuno. Es un hecho real las continuas concesiones económicas, competenciales y fiscales del Gobierno de España a territorios como Euskadi o Cataluña, con el único criterio de la necesidad de contar con el apoyo parlamentario de sus respectivas fuerzas soberanistas.  

Es verdad que en pleno proceso de globalización económica, tecnológica, política, social y cultural pueden no ser tiempos para apuestas soberanistas, pero es necesario defender el respeto a la diferencia y, sin duda, Canarias las tiene con respecto al resto del Estado español.

Tal vez la vía a seguir para que las autoridades estatales presten atención a Canarias es la soberanista para, a través de ella, recuperar el pacto tácito que históricamente existió entre el Estado español y Canarias. De las conclusiones a las que se llegue en el cónclave del PNC se podrá deducir si este partido nacionalista centenario quiere jugar ese papel o, por el contrario, sigue haciendo seguidismo de las posiciones que vienen manteniendo –tanto CC como NC– en relación al estatus de Canarias en el contexto del Estado.

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