Arrecife meada

No parece complicado exigir el cumplimiento, así como cumplir con los deberes ciudadanos, respetar y exigir el respeto de las leyes para así contribuir al correcto funcionamiento de la sociedad y al bienestar de los demás miembros y miembras —que diría alguna colega— de la sociedad. Debo reconocer que estoy hasta el sincipucio de los putos amos de los perros que mean diariamente nuestras fachadas.
 
A toda esta ralea le da por tener perro sin saber administrar la vida del animal, y probablemente ni su propia vida. Ellos y ellas, incívica ciudadanía que tiene la ciudad como la tiene y a los sacrificados vecinos con ganas de coger una figurada escopeta cargada de sal bien gorda y darles un tiro en su jodido culo, del amo, no del perro. No sé qué es mejor, si la meada o el taponazo de azufre en las esquinas, pero no puedo no justificar a quienes así se defienden de las micciones caninas porque entiendo su enfado.
 
Deben ser muchos las y los irresponsables porque mis calles no aguantan más meadas
En Arrecife no andan perros sueltos. Yo no los veo, y los que pululan por la ciudad tienen al otro extremo de la correa un ser, habitual y teóricamente, responsable que vela por sus necesidades. Digo habitualmente, pero no siempre. Y deben ser muchos las y los irresponsables porque mis calles no aguantan más meadas en sus fachadas, farolas, papeleras y demás elementos del mobiliario urbano.
 
La del civismo, no es una tarea que encomendar al ayuntamiento ni reprochar a esta o a la otra alcaldesa. No sólo esta responsabilidad, sino todas las que tengan que ver con las malas prácticas de sus vecinos. Sé que la falta de civismo no es sólo con los perros. Unos serán incívicos en alguna cosa, otros en otras, pero lo general es que quien practique alguna será un seguro candidato a que su perro mee las fachadas, a que arroje sus residuos sin separar y fuera del contenedor, a que tire basura en la calle o ponga la música a todo volumen. Porque su individualidad es antepuesta a todo.
 
De esta forma, con  estos hijos, no hay quien haga ciudad. Y sí, Arrecife es y está cada vez más inmunda, física y espiritualmente, y la culpa no es del gobierno municipal, sea del color que sea. A ver quién educa a esta partida de descerebrados. Además de guarros. Y guarras.

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