Bonilla, solo un hombre

Foto: JL Carrasco.

Antonio Marcial Bonilla Torres es sólo un hombre. Enfrente ha tenido, todavía tiene, el gobierno más déspota y cruel que se recuerda en el Cabildo de Lanzarote. Presidido por un sujeto insensible al sufrimiento gratuito que va ocasionando por donde quiera que pisa, este Cabildo ha intentado avasallar a otro de sus trabajadores con un castigo ejemplar y ejemplarizante que apesta a vendetta. Con una antigüedad en la plantilla de los Centros Turísticos de 28 años, Toni Bonilla ha cometido el supuesto pecado de ejercer como sindicalista en una empresa pública con más de 300 trabajadores y defender los derechos laborales que les asisten. 
 
El de 7 noviembre 2018, recibió una carta por burofax comunicándole su despedido disciplinario. Era presidente del Comité de Empresa y se presentaba a la reelección. Sus compañeros en seguida apreciaron que el despido era del todo inapropiado y que, más bien, era un castigo por su labor en defensa de los derechos de los trabajadores. Siete meses después, la justicia ha declarado improcedente su despido, por desproporcionado, y el trabajador ha optado porque le readmitan en su puesto, en lugar de ser indemnizado.
 
La sentencia no es firme y puede ser recurrida y aunque Antonio Marcial Bonilla Torres es sólo un hombre, no es un hombre solo. Además del apoyo inquebrantable de la mayoría de sus compañeros de trabajo y de Intersindical, disfruta también del respaldo moral y a menudo silencioso de quienes rechazamos a los abusadores y abominamos de las injusticias. Pero, sobre todo, goza del valioso afecto de dos inestimables compañías: estar en posesión de la razón y del lado de la verdad.

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