Top Secret, 2 de enero de 2019

Carta a los Reyes Magos

Las cartas a los Reyes Magos son eso, deseos que uno expresa y cuya ejecución confía a unos seres que, como su propio nombre indica, hacen magia para tratar de contentar a todos. Nada distinto a lo de la mayoría de familias con su sueldo. Siga leyendo...

Carta a los Reyes Magos

Las cartas a los Reyes Magos son eso, deseos que uno expresa y cuya ejecución confía a unos seres que, como su propio nombre indica, hacen magia para tratar de contentar a todos. Nada distinto a lo de la mayoría de familias con su sueldo. A estas alturas, quien más quien menos ya tiene escrita la misiva doblemente real. Real porque en muchos casos es de verdad y porque, en todos, va dirigida a los tres de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar. Por cierto que este último, según una estadística, es el preferido por los niños. Le sigue Melchor y cierra el pódium Gaspar. Estos datos insisten en la certeza de que lo de los perjuicios con el color de la piel lo vamos aprendiendo con el tiempo. En realidad lo que hacemos es desaprender. Nos pasamos la vida desaprendiendo mientras creemos lo contrario. En esas cartas que escribimos, en algunos casos de modo literal y en otros mentalmente, solemos demandar aquello que nos hace más ilusión. Con la edad en lo que más soñamos es en la salud, con lo que fiamos a los Magos que nuestras cosas de adentro no se nos desajusten. Para entendernos, una consulta de medicina alternativa, con la polémica que ha desatado el tema en el año que ya hemos dejado atrás.

La magia

Y los Magos hacen magia, que es como decir que el carnicero corta pescado. En la mayoría de los hogares la magia se proyecta en modo de equilibrios financieros. De estirar lo que no se tiene, mismamente. Todo sea por la felicidad de nuestros hijos, nos dicen. Sí, medimos la felicidad en cuatrogés, terabytes y playstations. Se comprende que los mayores pedimos salud para poder seguir pagando, no vaya a ser... Hay, no obstante, muchos tipos de peticiones. Seguramente, de entre las más absurdas estén las de quienes nos gobiernan, que se piden realidades como si con ellos no fuera la cosa. ¿Qué le pide al año nuevo?, pregunta el periodista. Un Palacio de Congresos (por ejemplo), contesta el político. Y capaz que espera que sean los Reyes Magos quienes se pongan con el proyecto, el casco y la pala. Y, ya ven, puesto a pedir, como sociedad, quizá deberíamos demandar unos políticos más capaces. Caso de que nos los traigan que sean eficientes y poco dados al teatrillo cotidiano. Que nos traten con algo más de respeto, como ciudadanos mayores de edad que somos todos.

Hemos sido buenos

Aculanza (Asociación de Consumidores y Usuarios), por ejemplo, se pide mejoras en sanidad, en carreteras, menor presión fiscal y alumbrado y aceras. Ya ven que no reclaman la Luna que, por otra parte, es lo que suelen ofrecer la mayoría de charlatanes metidos a ¿político? Estamos a punto de concluir la segunda década del siglo XXI y en la carta a los Reyes Magos pedimos lo que muchas ciudades disfrutan desde hace ya más de dos siglos. Consta que la primera calle pública en ser iluminada fue la de Pall Mall, en Londres, en 1807. Si hablamos de aceras, Madrid estrenó las primeras en el siglo XVII. En las calles Montera y Carretas, cerquita de la Puerta del Sol, concretamente. Memoricen estos datos por si acaso en estos días, o los que han de venir, se les aparece algún aspirante a concejal, modelo graduado escolar, prometiendo aceras o alumbrado donde hace décadas que vive gente. Porque, estimados lectores, acabamos de aterrizar en 2019. Año de elecciones. Una inmeeeeensa carta a los Reyes Magos.

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