Top Secret, 24 de septiembre de 2019

Descolocados

Descolocados

El impacto del colapso del gigante Thomas Cook ha provocado emociones varias. Todas tienen que ver con la incertidumbre que se abre ante lo inesperado. Y no es que lo del tour operador fuera del todo imprevisto, pero nos ha descolocado igual. Y además de todo lo anterior, ha puesto en evidencia algo que no por conocido duele menos: no controlamos el sector. Tenemos una industria como el que tiene un tigre en el jardín. Estará con nosotros el tiempo que él quiera. Luego, inevitablemente, nos dará un zarpazo. Es su instinto. Las garras provocarán heridas más o menos letales en función de lo que nos hayamos preparado para sufrir semejante uñada. Por lo visto durante el particular lunes negro del turismo canario estamos a años luz de saber qué tenemos entre manos. Y eso, dicho de una comunidad que vive de la industria desde hace casi medio siglo, es para hacérselo mirar. O para preguntarse a dónde han estado mirando nuestros dirigentes desde que nos gobernamos solos. Hace de eso, más o menos, unos treinta años.

El control

En reiteradas ocasiones los expertos del área venían alertando de la peligrosidad de poner nuestro destino en manos de los grandes tour operadores. Es decir que tenemos algo que, en realidad, no tenemos. Como se ha demostrado este lunes. Cae Thomas Cook y se nos presentan ciertas dificultades en saber exactamente a qué nos enfrentamos. Cuántos hoteles maneja, vuelos, número de pasajeros, empresas locales con las que trabaja…en los tiempos del big data, se nos escapa lo básico. Con el paso de las horas hemos ido poniendo cifras al batacazo. Parece que el tour operador desaparecido mueve alrededor de los doscientos mil turistas británicos al año. Una cifra importante, sin duda. Que hay algún hotel -del que no se sabía precisar el nombre- que en breve puede quedarse a cero ocupación. Y sabemos también que las patronales están pidiendo ya lo que piden los viticultores cuando la ola de calor arrasa con la uva. Y que los sindicatos temen que los primeros en pagar el pato sean los trabajadores. De esto último no hay duda.

Premios

Cuando una situación como la que nos ocupa te pone delante del espejo, surge la inevitable pregunta de qué hemos hecho durante todo este tiempo. Qué hemos hecho además de ir sumando turistas y celebrar cómo nos superamos a cada 31 de diciembre, enviar carretadas de concejales a las ferias turísticas, según parece a reunirse con representantes de empresas como Thomas Cook y entregar todos los premios del mundo a los que nos manejan como marionetas, aprietan las tuercas rozando el chantaje cuando quieren más y dejándonos tirados a la mínima. Ryanair es un ejemplo. En este caso, además, con más de mil millones de beneficios anuales que, por lo visto, no le dan para mantener la base en nuestra isla. Para el próximo año le damos el Importante del Turismo de nuevo. Y a Thomas Cook otro. Este a título póstumo.

Comentarios