Top Secret, 16 de febrero de 2018

El concejal y la carpa

El concejal y la carpa
El concejal de Festejos de Arrecife, David Duarte, ha hecho unas cuantas cosas mal, y alguna bien, en la gestión del bochornoso espectáculo ofrecido por lo que llaman carpa en lo que llaman Recinto Ferial. ¿Qué ha hecho bien? De entrada pedir disculpas. De aquella manera pero las pidió. Perdón por tener tan poco respeto por la ciudadanía como para hacerlos ir, en noche de temporal, hasta un lugar donde sabía perfectamente que se iban a enchumbar, como así fue. Porque la noche en la que 'cayó todo' no fue la primera en la que llovió por dentro. ¿Qué más ha hecho bien? Ordenar que se abra expediente a la empresa que alquila esa carpa al ayuntamiento (otra cosa es si la cobra en tiempo y forma o no). No es presentable alquilar un bien que no está en condiciones. Si es que ese fue el caso, que hay dudas. ¿Hay más cosas que haya hecho bien? Si, una más: protestar. Poner el grito en el cielo de que ya está bien de que Arrecife tenga que hacer sus actos festivos principales en “eso”(carpa) que está en “aquello” (¿recinto?). Decirle al Gobierno de Canarias si no se le cae la cara de vergüenza proyectando una imagen tercermundista al exterior pero sobretodo faltándole tanto al respeto a los habitantes de la tercera isla del Archipiélago. En estas cosas, sin embargo, hay un par de “peros”. Uno es que no debemos acostumbrarnos a que después de cada acto que organiza ese departamento, inmediatamente después haya que pedir perdón por una cosa u otra. Sucedió en la cabalgata de Reyes y ha vuelto a pasar ahora. El segundo es que, sí,  cacarear está muy bien, pero habría que poner huevos de una vez por todas exigiendo (y exigiéndose) las infraestructuras que Arrecife necesita y merece.
 
Lo malo
Porque por ese Gobierno, el de Canarias, han pasado de todos los colores y parlamentarios haberlos haylos de su propio partido y tendríamos que hacer memoria de la buena para recordar alguna vehemente reclamación al respecto. Dicho lo anterior, Duarte se equivoca dejando que la gente acudiera el día de autos a mojarse del todo. Dice que no tiene potestad para suspender algo y es evidente que la tiene. Tampoco acierta en los vaciles a la oposición por mucho que ésta repruebe aunque sea  por hacer algo distinto un viernes por la mañana. Porque reírse de un concejal, sea quien sea el que se ria, implica descojonarse de la gente que votó a ese concejal. Y no está bien que se rían de uno. No está bien que lo haga un presidente del Gobierno, cuanto menos un concejal de pueblo. O de barrio. Y es evidente que no tratamos de faltar ni a los barrios ni a los pueblos. Y entre lo malo de su quehacer público también está el no preocuparse de si la empresa que alquila esa carpa tiene las facturas al día o no. Que no las tiene. Noticia hubiese sido lo contrario. 
 
La carpa
La empresa que tiene alquilada la carpa cobra 15.000 euros por cada fiesta que el ayuntamiento celebra alli (no por día, sino en conjunto) y no cobra si no se usa (en San Ginés no se usó, no hubo factura). Suele realizar mantenimientos periódicamente y, en este caso, puso lonas nuevas el 31 de enero. En concreto cuatro lonas...que a la postre fue las que se rompieron. El techo quedó perfecto ese día, nos dice gente que sabe del tema. ¿Nuevas y ya rotas? Según parece fue el viento que sopló con fuerza y acabó rasgándolas. Si nos ponemos en la piel del empresario, tampoco este es un plato de buen gusto. El ayuntamiento paga tarde, muy tarde o casi nunca. Eso lo deducimos porque a todos los tiene igual. Es decir: incumple reiteradamente el contrato. Cosa que el empresario no puede hacer porque se arriesga a una sanción o a la rescisión de la relación comercial. Una especie de pescadilla que se muerde la cola. Unos piden buen servicio pero no pagan. Otros quisieran darlo pero no pueden financiarlo porque no les pagan. Basta un error en la prestación del servicio para que los primeros busquen la excusa para no pagarte. Protesta y te quedas sin contrato y sin volver a trabajar con la administración en cuestión mientras mande quien 'has ofendido'. Con lo sencillo que sería hacer lo que hacemos los humanos entre nosotros: cumplir los compromisos. Incluso lo hacemos las personas con la administración. Ahora, no le pidan que sea ésta la que lo haga con los ciudadanos. Ahí la cosa cambia. El primer incumplimiento de contrato es, por cierto, el del propio programa electoral.

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