Top Secret, 19 de febrero de 2018

El Jardín y el Museo

El Jardín y el Museo
Leemos el reportaje que este domingo ha publicado biosferadigital.com. En él se habla de lo interesante que sería que Lanzarote contara con un Jardín Botánico e incluso un Museo de Ciencias Naturales. Dos cosas que apenas nos suenan de nada... Nunca han figurado entre las reivindicaciones que los parlamentarios han dicho defender en la elaboración de los presupuestos del Gobierno de Canarias. Tampoco en los planes de inversión insulares y ni siquiera ningún alcalde o alcaldesa ha expresado la ilusión por que su municipio albergara alguna de estas dos instalaciones, un Jardín Botánico o un Museo de Ciencias Naturales. No han figurado en el debate político como sí ha sucedido con el Palacio de Congresos o el Museo Arqueológico, por poner dos ejemplos. Y leyendo a los expertos Jaime Gil y Marta Peña o viendo cualquiera de los programas que el biólogo y medioambientalista Nacho Romero dirige para Biosfera Tv (Rincones de Lanzarote) una cosa y la otra están más que justificadas. Resulta que la isla tiene nada menos que 750 especies vegetales distintas, con lo que para los amantes de la cantidad frente a la calidad (la mayoría de los políticos) nos quedaría un Jardín muy bien apañado. Pero, además, muchas de esas especies o son endémicas o sólo se encuentran entre Fuerteventura y Paquistán, lo que nos diferencia del resto de islas del Archipiélago, de un lado, y justifica sobradamente una instalación de esas características.
 
Ni las vemos
La frase que ayer destacaba este digital (Lanzarote es seca, pero no pobre) resume perfectamente lo que nos encontramos si damos un garbeo por esos parajes de ahí afuera. Resulta que estamos rodeados de centenares de especies vegetales de un notable valor, y ni les prestamos atención. Pasan absolutamente inadvertidas a nuestros ojos y no ocupan ni un modesto rincón en el depósito de nuestro conocimiento. De esto último tienen buena parte de culpa los centros educativos que no dedican esfuerzos suficientes para que chinijos y chinijas tengan más contacto con el medio. Es cierto que hoy los más pequeños apenas tienen trato con las plantas y así es muy complicado crear cierta cultura que nos haga más sensibles con el entorno. En los colegios donde felizmente llevan a cabo proyectos de huerto escolar, los alumnos disfrutan de lo lindo manipulando semillas, regando, siendo testigos de cómo crecen los frutos que al final se reparten entre todos. Lo de la infancia y las manualidades no es nada nuevo. Siempre ha sido así. Y si encima tienen la opción de ensuciarse las manos, la fiesta es completa. Y como quiera que son únicos enchumbando conocimientos algo de conciencia queda ahí.
 
Manipulación en positivo
Ya hemos visto que un Jardín Botánico no desentonaría en una isla tan peculiar como Lanzarote. Como tampoco se desaprovecharía un Museo de Ciencias Naturales, adecuado a la escala insular, como es obvio. En tiempos donde lo virtual se impone a lo real, un espacio donde interpretar “cosas”, donde trastear con microscopios, lupas y demás artilugios. Pero además, un sitio en el que transmitir los conocimientos que atesoran quienes investigan en el medio a través de exposiciones que expliquen ese saber al público que  visite la entidad. Y todo ello con el fin de despertar la curiosidad de las nuevas generaciones, muy poco acostumbradas a ver plantas, bichos, piedras, fósiles y otros tesoros que la naturaleza y el paso del tiempo nos va dejando por ahí. Lanzarote es poseedora de una  enorme diversidad que merecería la pena que se recogiera en algún sitio y se pusiera a disposición de público e investigadores. Los que aquí residimos y aquellos que nos visitan ex profeso para disfrutarlo. Que no son pocos, dicho sea de paso.

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