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La Escuela de Pesca, de lo mejorcito de Arrecife

Muchos profesionales del mar se han forjado en la Escuela y la primera potabilizadora fue posible gracias a la gran cualificación de los operarios formados en ella.

La Escuela de Pesca, de lo mejorcito de Arrecife

Una de las grandes instituciones de Arrecife, la Escuela de Pesca, está a punto de cumplir 80 años de su creación. Comenzó a impartir sus clases en 1942, cuando fue nombrado director el maestro oficial Esteban González Piñeiro, que hasta ese momento servía en Las Palmas de Gran Canaria. Sin embargo, la Escuela se crea formalmente un poco antes, el mismo año en que finalizó la Guerra Civil Española.

Durante casi tres décadas sus aulas estuvieron en la calle Juan de Quesada, 17, una amplia casa de una planta situada junto al afamado restaurante Casa Ginory y su inigualable pescado rebozado. Al hacer mudanza se trasladó a su actual ubicación, muy próxima a la anterior, en unos terrenos ganados al mar en la orilla norte de la rada de Naos. En sus primeros catorce años de vida, 90 alumnos obtuvieron el título de patrón de pesca de altura y 87 de gran altura. Así se entiende que la isla fuera durante décadas una potencia pesquera en el país cuajada de grandes profesionales.
 
En 1968 entró en servicio el actual edificio, un inmueble soberbio obra de los arquitectos Laorga y Zanón
 
El 1 de octubre de 1968 entró en servicio el actual edificio de la Escuela de Pesca. El inmueble, soberbio, es obra de los arquitectos Laorga y Zanón y, con todo merecimiento, forma parte de la arquitectura más sobresaliente de la segunda mitad del siglo XX en Lanzarote. Sobresale junto a la Escuela de Arte Pancho Lasso y el antiguo Arrecife Gran Hotel, ambos firmados por el arquitecto lanzaroteño Enrique Spínola González; las creaciones espaciales de César Manrique como el Mirador del Río y su residencia de Taro de Tahíche; y algún otro ejemplo de arquitectura pública, como el Centro de Interpretación del Parque Nacional de Timanfaya, de Cano y Escario.
 
Luis Laorga Gutiérrez y José López Zanón colaboraron a principios de los años sesenta en una serie de concursos nacionales, convocados para resolver la escasez de instalaciones docentes que, tras la posguerra y el impulso demográfico, se convirtieron en una prioridad. Estos arquitectos formaron parte de una generación que introdujo renovadores aires modernos en un panorama dominado por un continuismo historicista al servicio de los ideales de la dictadura. Ambos proyectan las universidades laborales de Coruña, Madrid, Cáceres y Huesca, las escuelas de náutica de Cádiz, Bilbao, San Sebastián, Tenerife, Lanzarote, Alicante y Vigo, así como la Escuela de Caminos en Madrid. Ninguno de los dos tiene siquiera una calle en Arrecife.
 
Aunque originalmente la pesca era la salida natural, con el tiempo se han añadido muchas otras actividades
 
El próximo 1 de octubre se conmemoran 39 años de la puesta en funcionamiento del nuevo edificio de esta gran institución de Arrecife denominada coloquialmente Escuela de Pesca. En su día sólo existían cinco centros de su tipo en España. En aquella fecha, la primera lección del curso 1968-69 corrió a cargo del abogado Paco Gómez Ruíz, profesor de Derecho y Legislación Marítima, quien versó sobre ‘Figura del capitán o patrón a bordo’. El coste total de la construcción del inmueble y su valioso equipamiento ascendió a 56 millones de pesetas.
 
Inicialmente el centro dependía del Ministerio de Agricultura y Pesca hasta que en 1986 se transfirió a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas de la Comunidad Autónoma canaria. La antigua Escuela de Pesca, o Escuela Media de Pesca, se denomina hoy Instituto Politécnico de Formación Profesional Marítimo Pesquera de Canarias. Aunque originalmente la pesca era la salida natural, con el tiempo se han añadido muchas otras actividades tales como las de transporte, de producción, extractivas, subacuáticas, exploratorias, turísticas, recreativas, de cruceros, deportivas o energéticas relacionadas con el desarrollo profesional en el medio marino. Muchos profesionales del mar se han forjado entre sus paredes, pero también la primera planta potabilizadora montada por Manuel Díaz Rijo fue posible gracias a la gran cualificación de los operarios formados en la Escuela de Pesca.

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