Top Secret, 19 de septiembre de 2019

La guagua de Haría

La guagua de Haría

La guagua que trasladaba a los niños y niñas del norte a las actividades extraescolares y deportivas era un cacharro cochambroso e impresentable. Aún así, cargaba con los menores. Hasta hace poco. Y ahora deberíamos seguir escribiendo, o quizá ustedes esperarían que dijésemos que ya no opera porque ha entrado en funcionamiento un nuevo vehículo que inspira más confianza que la vieja cafetera que usaba el ayuntamiento. Pues no. No hay plan B. O los padres llevan a los chinijos o los chinijos se quedan sin entrenar. Esperemos que pocos días para que no se den a la droga. ¿Es lo que dicen los políticos no? ¡Muy importante el deporte porque así se evita que la juventud se drogue y tal! Ya en el mandato de Marci Acuña, que ahora manda menos y en año y pico volverá a mandar más, la oposición se quejaba del cachivache con ruedas que se usaba para los menesteres citados. Sí, es cierto que en la oposición estaba el que ahora manda más y en año y pico mandará un poco menos, Alfredo Villalba. El vacile a los vecinos de Haría, por tanto, es doble, como bien se puede apreciar.

Muy complejo

Comprar una guagua es complicado. Pero desde que el actual alcalde reclamara al ex alcalde -hoy su primer teniente de alcalde- que cambiara el trasto ese, han tenido tiempo de agenciarse con una flota entera. Por si se han perdido: Alfredo Villalba, estando en la oposición, reclamó al entonces alcalde, Marci Acuña, lo de la guagua rota. Y es ahora, siendo Villalba alcalde, que retira la guagua sin que haya una alternativa. Visto así se podría concluir que hay cierta coherencia. Pues no. No retira la guagua voluntariamente por el mal estado y el potencial riesgo que podría suponer para el chófer y los usuarios. La retira, o se la retiran, porque no ha pasado la ITV. No está en condiciones de circular. Vamos a pensar que la consideran inútil desde el momento mismo de llegar a la ITV.

Dejadez

No es la primera muestra de dejadez o apatía institucional que arroja el ayuntamiento de Haría. Aquí mismo dejamos constancia de cuestiones anormales. La del pabellón, sin ir más lejos. Desoyendo el consejo de los que de verdad saben del tema, el ayuntamiento adquirió un piso de ínfima calidad y adjudicó a un amigote de Coalición Canaria el pintado de la cancha de juego. Todo de modo absolutamente legal, claro. Pero las casualidades son las casualidades. La pintura no duró ni la mitad del periodo de garantía. Desconocemos quien lo pagó, pero el ayuntamiento tuvo que encargar un nuevo pintado. Esta vez parece que sí utilizaron material de calidad porque todavía dura. En fin, que sería deseable que el espectáculo que dieron a la hora de ponerse de acuerdo para que Haría tuviera alcalde, no se trasladara también a los despachos y que lo urgente, se haga de modo urgente. Y lo importante no se deje de hacer. Lo de la guagua es las dos cosas.

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