Top Secret, 19 de febrero de 2019

Manrique y Mallorca

Manrique y Mallorca

Con ocasión del Centenario del nacimiento de César Manrique, los lanzaroteños tendremos la ocasión de recordarlo de muy variadas formas. Su vida, su obra y su pensamiento estarán más presentes que nunca. Incluso por quienes casi nunca lo han tenido presente. Que lo recordemos nosotros no es que tenga su lógica, es que es de obligado cumplimiento. Así que nos podrá sorprender más un acto que otro, una palabra más que otra, un escrito más que otro, pero en el fondo sabemos, esperamos y deseamos que entre el próximo 24 de abril y el del año venidero, los 100 años de vida, como muy acertadamente denomina la Fundación César Manrique al centenario, nos hagan sentir, pensar, emocionarnos, disfrutar… nos devuelva, en definitiva a esa efervescencia que se originaba inmediatamente alrededor de César cuando él estaba presente.  En estos días ya estamos asistiendo a espontáneas muestras de cariño y reconocimiento al hombre que cambió la suerte de esta isla y, con ello, la de sus habitantes. Desde centros de enseñanza que dedican actividades a comercios que decoran escaparates.  Gestos que emocionan.

La perspectiva

Pero, como decíamos antes, de los nuestros cabe esperar eso. Y mucho más. Así que nos llama la atención cada señal que nos llega de fuera de Canarias. Aquí mismo ya hemos dejado plasmadas, en alguna ocasión, las opiniones que César, su obra y su pensamiento, levantaban en distintos lugares. El último en el Reino Unido. Y hoy compartimos con ustedes lo que el diario balear Última Hora ha definido como los lazos culturales que unen el archipiélago canario con el balear. Lanzarote con Mallorca. Y que tiene su origen en la propia Fundación César Manrique. Allí, relata el periodista Fernando Fernández, se muestra el Grabado número XII de la Serie Mallorca de Joan Miró (1973) y la litografía Avant la Lettre, del cartel para la exposición Joan Miró. Pintura, Sa Llotja (Palma, 1978) comparte espacio con L’Echelle, litografía de Antoni Tàpies (1968), otro artista vinculado estrechamente a Mallorca. Y además recuerda que Manrique diseñó el pabellón que lució el mítico Bribón, yate con el que la Familia Real española disputó la Copa del Rey de Vela en aguas mallorquinas.

El orgullo

Todo esto nos ha de cuadrar para no venirnos demasiado abajo cuando miramos a nuestro alrededor y vemos, con cierta desolación, como la isla que iba como un tiro y que se sublevaba cada dos por tres ante decisiones discutibles, se ha entregado a la melancolía y se resigna a prescindir de infraestructuras básicas en cualquier potencia turística (Auditorio, Recinto Ferial, Palacio de Congresos…) o no le duele pegarle más bocados al territorio construyendo carreteras y rotondas en lugar de plantearse seriamente soterrar tramos y aprovechar los espacios ganados a la carretera. “Es caro de hacer y de mantener”, dicen y repiten quienes no quieren dar ni el más mínimo dolor de cabeza a sus jefes de Gran Canaria o Tenerife. A estos los trincaba Manrique y les daba un par de voces que se les quitaba la tontería pero ya. Cualquiera que lo conociera sabe que haría eso. Los que apuntan en una libreta qué cosas se pueden hacer para homenajear a César pueden tomar nota de esto. De nada.

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