Top Secret, 6 de julio de 2018

Nos buscan la ruina

Nos buscan la ruina
Nos buscan la ruina. Y con el beneplácito gubernamental. Las posibilidades de realizar apuestas o probar suerte en los juegos de azar está, hoy, mucho más al alcance de cualquiera de nosotros. La ludopatía nos acecha. Y no sólo en el plano virtual, sino también en plena calle. La tentación de hacerse rico viste colores llamativos y convive contigo, en el barrio. No es nada fuera de la ley, pero es del todo cuestionable desde el punto de vista moral. La adicción al juego, ludopatía, es una enfermedad que no tarda en arruinarte la vida. Por eso llama la atención la enorme facilidad con la que se nos aparece y la asociación que se hace entre el famoso y la casa de apuestas deportivas. Porque no es lo mismo ver al futbolísta de éxito comerse un yogur que invitándonos a apostar en el partido de la semana. Los estudios indican que los españoles se inician en el juego a edades cada vez más tempranas y la aparición de las nuevas tecnologías lo ha facilitado enormemente. Hoy día es frecuente ver a chinijos de diez años con un móvil en la mano y conexión a internet. A su alcance un mundo que escapa al control de sus mayores. En plena calle van creciendo los juegos de azar de llamada fácil y efecto rápido y, junto a ellos, los locales donde apostar y jugarte el sueldo. Y en pleno barrio. Pero no precisamente en el vecindario rico, sino en el del barrio obrero. Pensado al detalle.
 
Apuestas deportivas
Las apuestas deportivas tienen el enorme riesgo de que todo el mundo creemos entender de la modalidad a la que somos aficionados. Y se puede apostar en múltiples portales y en centenares de opciones. La televisión y la radio, en la retransmisión del partido de turno, utilizan a los periodistas especializados para contarte a cuánto se paga el próximo gol o cuánto cobrará el que más saques de banda efectúen. Una incitación contínua al alcance del clic en la aplicación del móvil. Un sin parar de bombardearte con las apuestas. Un cebo que se va haciendo cada vez más goloso hasta que te atrapa y te arruina la vida. Hay que andar con los sentidos bien despiertos para no caer en la tentación. Y en esto, justamente, es en lo que deberían volcar más entusiasmo las instituciones. Puede que no baste con el consabido “Juega con responsabilidad”; quizá harían falta otros requisitos para que no se nos apareciera continuamente y en horario de máxima audiencia que se sabe de menores, el machaqueo de las apuestas.
 
Préstamos
Nada es casualidad. ¿No les han ofrecido de último un préstamo de esos “pequeños”? ¿De hasta tres mil euros? Aquellos que tengan Facebook, ¿cuántas veces les han mandado un mensaje privado poniendo euros en su mano? Un ejemplo de uno de esos textos: “Somos inversores financieros y particulares que ofrecen préstamos de crédito dinero a cualquier persona seria y honesta para todas sus necesidades básicas y un proyecto capaz de pagar con una tasa del 2% anual. Nuestras ofertas van desde 1.000 a 5.000. Estamos aquí para satisfacer todas sus necesidades financieras y solo las personas que estén realmente interesadas en obtener un préstamo pueden contactarnos y tendrán una satisfacción con respecto a lo que necesitan”. ¿Alguien ha relacionado una cosa con la otra? Muchos expertos sí lo han hecho. No pocas personas precisan de este tipo de créditos, al margen de la oficialidad y del control de otros miembros de la familia, para tapar sus agujeros que suelen relacionar con la mala fortuna. Una excusa perfecta para seguir apostando. Facilidades, las que quieran. Al alcance de la mano, sin levantarse del sofá o al salir de comprar la leche en el súper del barrio.

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