Top Secret, 6 de marzo de 2018

Playas artificiales

Playas artificiales
La Fundación César Manrique ha hecho públicas sus alegaciones contra la playa artificial vinculada a la construcción de un hotel en Costa Teguise. De momento es la única institución que se ha pronunciado sin medias tintas. ¿No nos duele un bocado más al litoral? Es sólo una pregunta. De sí o no. Hay gente que considera que ya está bien de modificar lo que la naturaleza creó y de lo que presumimos, con razón, en todas las ferias turísticas del mundo, en todos los foros de sostenibilidad del planeta y se nos llena el pecho de orgullo al hablar de lava, volcanes, malpaíses y costa agreste. Y luego los hay a los que se la refanfinfla todo esto y no verían con malos ojos que Lanzarote entera, o casi, estuviera rodeada del amarillo jable-artificial en lugar de lo que lo natural puso en cada sitio. A los primeros no les molestará, por tanto, que venga alguien a cepillarse 26.532 metros cuadrados de naturaleza para poner una playita de arena del Sahara con un pantalán de madera para  tirarse de cabeza, el que sepa. Eso tan original es lo que pretende el proyecto remitido desde una empresa canariona. A los segundos, sin embargo, se les pone un nudo en el estómago al comprobar como Lanzarote va a perder otra parte de su impronta. Y, si quieren, podemos apostar a ver qué diría César Manrique en un caso como el que nos ocupa. Nosotros no tenemos ni la más mínima duda. Porque ya estuvimos en un espacio natural, con Manrique al frente, tratando de evitar que privatizaran un cachito de costa conejera.
 
¿Habrá debate?
Una empresa privada tiene el derecho de pedir que le dejen hacer lo que consideren que les va a dar más negocio. En el nivel intelectual y en la catadura moral de sus directivos está el considerar que sin una playa artificial no les vendrán guiris. Y no es así. Tenemos el ejemplo del Club La Santa, que todo el mundo elogia. No les ha hecho falta crear ningún pequeño Caribe de cartón piedra en la costa de Tinajo para tener un alto volumen de negocio. En el caso del hotel de Costa Teguise lo tendrían mejor: a los que no les baste con  mojarse el culo en la piscina , caminan unos metritos y ya están en una playa. O salen del complejo y visitan otros lugares de la isla. Que dicen los dirigentes políticos conejeros que necesitamos más turistas que se den garbeos por todas partes, para repartir los euros, y menos gente que no ve sino el buffet del hotel y la playita privada. A ver qué se decide al final, pero no estaría de más que se pronunciaran, en un sentido o en otro, las instituciones insulares y locales. Si o no. No cabe otra opción. Quien decide es la Dirección General de la Costa, ese organismo que nos tiene a todos los de aquí tiesos como estacas pero que, de repente, es un poco más laxo con los que no son tan de aquí. ¡Ah! Y si por casualidad escuchan ustedes eso tan simplón y populista de no se qué de puestos de trabajo, riqueza, progreso y tal, pregunten a ver el porcentaje de conejeros que curra en los hoteles de la isla. Así, en general. Verán qué risa.
 
El Mirador
El Ayuntamiento de Haría, por fin, ha logrado sacar a licitación un lugar que hace muchos años tendría que estar a disposición de la ciudadanía: el Mirador de Malpaso. Creado en 1966 y en el que César Manrique participó empleando elementos característicos de la arquitectura tradicional lanzaroteña. Sin embargo, hace ya muchos lustros que se abandonó sin que los reiterados anuncios públicos de los últimos alcaldes fueran suficientes para su rehabilitación. Se conoce que con sólo decirlo en voz alta no es suficiente. Hay que dar algún paso más. Ahora, con un presupuesto cercano a los 50 millones de las desaparecidas pesetas, el Ayuntamiento invita a las empresas que quieran hacer de ese lugar una obra capaz de albergar un centro de interpretación de la realidad norteña. Flora, fauna, historia y demás. Incluso  se contempla la posibilidad de construir una pasarela abierta al vacío para un mejor contemplar lo que la naturaleza creó en esa parte, la más alta de la isla, y tremendamente rica en endemismos. Salvo que queramos poner alguna palmera de hierro forjado y plantitas de plástico. Por aquello de lo que les pone a muchos lo artificial.

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