Top Secret, 20 de marzo de 2018

¿Qué mosca les habrá picado?

¿Qué mosca les habrá picado?

¿Qué mosca les habrá picado?
Casi veinte años después de celebrarse el Concurso de Vinos Artesanales, esta edición se ha suspendido después de que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen remitiera una dura carta al consejero de Agricultura del Cabildo. ¿Y eso? El Consejo Regulador le recordó al Cabildo que, de seguir adelante con el veterano concurso, podría estar prevaricando. Palabras muy gruesas. Se diría que pronunciadas entre instituciones más antagónicas que colaboradoras, cuando hasta ahora siempre había sido lo segundo. Y, claro, la primera Corporación de la isla dio marcha atrás para no verse envuelta en líos innecesarios. Eso sí, nos cuentan que el consejero del área, Antonio Morales, ha apuntado la afrenta en la libreta de anotar las cosas que no se borran. En puridad estaríamos, en efecto, ante algo que sobrepasa la muchas veces delgada línea que separa lo legal de lo que no lo es. De hecho, a Morales le recomiendan suspender el concurso hasta dos letrados de la Corporación. De este modo, se ha parado un evento que venía realizándose desde hace ya, pues eso, casi veinte años, y que fue diseñado para que los vinicultores “amateurs” pudieran presumir de vino “artesanal”.
 
También en los pueblos
La llaman vino artesanal también por costumbre, porque lo propio sería llamarle vino casero, ya que para la etiqueta “artesanal”, ahora que todo va por etiquetas, se requieren no pocos requisitos que, en la isla, al parecer sólo cumple una bodega. El resto, o son profesionales, o “no son”. Este tipo de concursos comenzó siendo un pique sano entre vecinos para ver quién hacía mejor vino. De hecho, en las fiestas de los pueblos, continúan celebrándose eventos similares. Sólo que organizados por la Comisión de Fiestas en lugar de institución alguna. ¿Tratará también el Consejo de eliminar estos concursos? Porque, más allá de preocuparse por que se cumpla la legalidad vigente, que está muy bien que se haga, y en todos los casos, además, ¿qué otra cosa puede molestar al ente encargado de velar por que se cumplan los criterios de un vino Denominación de Origen? Dice la institución que representa a viticultores y bodegas que "se está haciendo una competencia desleal a los vinos de calidad de Lanzarote que cumplen con todos los requisitos de calidad exigidos ya no por la normativa autonómica, sino por la estatal y la de la Unión Europea", y que "sería conveniente que se consultara con el instituto Canario de Calidad Agroalimentaria cualquier iniciativa que suponga un concurso de esta  índole y preferiblemente en coordinación con el Consejo Regulador" .
 
Otro debate
¿Y si estuviéramos en otro debate? Desigual, en todo caso, pero distinto al que en principio pueda parecer. Cuesta pensar que a la todopoderosa maquinaria bodeguera insular, ganada a pulso y con no pocas dificultades, todo hay que decirlo, este tipo de concursos le hagan el más mínimo rasguño. Y en ese caso, cuando el sector se hiere por alguna circunstancia, acude raudo a pedir auxilio a las puertas del Cabildo y del Gobierno de Canarias que hacen todo lo que pueden y más por auxiliarles. Ya quisieran los empresarios hoteleros que se les indemnizara cuando no se les llenan las habitaciones igual que sí se ha hecho cuando los tanques de vino quedan medio vacíos por cualquier causa. Probablemente debiera perseguirse con mayor interés la venta de vino sin ningún tipo de garantía sanitaria, ni etiquetado ni nada por el estilo. Vino embotellado que ustedes, como nosotros, hemos visto en establecimientos de todo tipo, incluídas tiendas de gasolineras. Y seguro que si mañana queremos tres litros de vino “artesanal” (casero) todos sabemos a dónde ir. Incluso podemos elegir a dónde ir. Ese, seguramente, es el asunto a controlar. La otra cuestión, la de los concursos, se arreglaría si en lugar de organizarlos el Cabildo lo hace la Asociación de Amigos del Vino Cabezón, por poner, y en vez de llamarlo artesanal, le ponemos “casero”.

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