Top Secret, 26 de septiembre de 2019

Se ríen de ti

Se ríen de ti

Se ríen de ti. Sí, de ti. Del que se ha pasado horas y horas construyendo el relato. Del que aprovechó decenas de duermevelas para agrupar ideas. Del que madrugaba más que nadie para ser el primero en fantasear. Y ahora, de repente, te cortan el rollo. Pero a ti solo. El resto siempre creímos en que los hechos fueron como se iban contando. Y rechazamos esa realidad paralela que tu ibas ideando porque confiabas ciegamente a los que te intoxicaban. Y porque te caían mejor los delincuentes que los denunciantes, para qué nos vamos a engañar. La verdad, tozuda, va asomando en forma de sentencias judiciales. Y para mayor chanza, esas sentencias vienen trufadas de frases que se acuerdan de ti. Para reírse. Y cuando los magistrados se toman la molestia de incluirte en sus escritos, sin citarte expresamente, claro, es que muy hartos tienen que estar de ese relato paralelo que has hecho del Caso Unión. De si las pruebas no son válidas, de si el juez firmaba autos estando de vacaciones, de si la grabadora no se qué, de si las escuchas no sé cuántos… Se ríen de ti. Seas quien seas. Empresario, abogado, periodista, incluso juez, que también se ha dado el caso de un suseñoría que ha contribuido a esa verdad alternativa que dicen ahora los que han descubierto que les da vergüenza llamar mentiras a las mentiras.

La sentencia

La, de momento, última sentencia que nos deja el Caso Unión, incluye un par de esas risotadas que los magistrados han decidido echarse a costa de los conspiranoicos, si se nos permite la expresión. Una de ellas tiene que ver con aquel escándalo que se nos vendió acerca de unos autos judiciales firmados por el juez instructor, César Romero Pamparacuatro, “mientras estaba de vacaciones” ya que se fechaban en el mes de agosto. La sentencia que firma la Audiencia Provincial subraya que Pamparacuatro “no se había jubilado, ni se le había concedido la excedencia o una comisión de servicios en otro órgano con relevación de funciones, ni se encontraba en situación de servicios especiales o en excedencia voluntaria, ni, desde luego, había sido suspendido o expulsado de la carrera”. Sólo que fue a currar algún día de sus vacaciones. Y como quiera que esa sentencia también se ha firmado en agosto, pues a los magistrados les ha dado por vacilarse de los constructores, y ejecutores, del relato falso.

Ironía

“Nos vemos en la obligación de 'confesar', como es de ver por la fecha de esta sentencia, que parte de la misma se ha redactado en el mes de agosto, en el que todos y cada uno” (de los magistrados) “hemos permanecido de vacaciones”. “Esperemos que tal 'atrevimiento' no conlleve la nulidad de esta sentencia”. Si hacemos un ejercicio de imaginación no nos costará adentrarnos en los despachos de la Audiencia y compartir el regocijo, o el descojono, de los togados al redactar este pasaje de la sentencia. A los aludidos, entre los que no nos contamos, no les habrá hecho ni pizca de gracia. Con independencia de que suele ser gente carente del más mínimo sentido del humor, que te laven la cara así, de esta manera, no ha de ser plato de buen gusto. Bien es verdad que los magistrados tendrían que estar ya hasta los mismísimos de leerlos o de escucharlos. Alguno, por cierto, condenado por los tribunales por mentir y calumniar al juez y al fiscal. Eso les duele menos. Son heridas de guerra. Es normal que el enemigo te dispare, se justifican. Pero que cruce la trinchera y venga a reírse de ti, en tu cara, eso ya es otra cosa. Muy divertida, por cierto.

Comentarios