Soberano papeo
Canarias tendrá un Plan de Soberanía Alimentaria. Una buena noticia que pretende impulsar un modelo económico de proximidad, más justo y solidario, a través del fomento de la competitividad de las explotaciones agrarias, la promoción y revalorización de los productos kilómetro cero, el relevo generacional y la lucha contra el cambio climático. ¿Sabes que te digo? Que ya iba siendo hora, porque es una locura darle la espalda a la autosuficiencia alimentaria cuando tu comida depende del exterior y ese exterior está lejísimos, tras una enorme barrera de agua salada.
Hay mucho por hacer, casi todo, pero se vislumbran al menos dos ejes esenciales. Uno consiste en crear un sistema de producción alimentaria que asegure alimentos seguros y saludables para todas las personas, y conservando la biodiversidad y los recursos naturales. Y el otro es cambiar en lo posible la forma en la que se distribuyen los alimentos, promoviendo mercados locales diversificados basados en la solidaridad y en precios justos. Esto quiere decir que la comida es algo más que una mercancía y que hay que poner en valor a los proveedores de alimentos y apoyar modos de vida sostenibles.
La soberanía alimentaria pasa por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores del sector, aunar esfuerzos en pro de la sostenibilidad y situar a los agricultores, ganaderos y pescadores en el centro de las políticas agrarias. Por eso, que por una no se hable del plátano sí que es un avance en estas Islas, algo que, siendo importante en un par de islas, poco tiene que ver con promover la producción local y con la agricultura en sentido amplio.
El plan es el paso previo para avanzar en favor de la soberanía alimentaria canaria, que no es otra cosa que el derecho a definir nuestras propias políticas agrícolas, pastoriles, laborales, de pesca, alimentarias y agrarias que sean ecológicas, sociales, económicas y culturalmente apropiadas. Soberanos papeos nos esperan, porque, a falta de agallas para pronunciar siquiera las palabras soberanía nacional, bien vendrá la alimentaria, dirá alguno mientras acaba de doblar la bandera para guardarla bien en la gaveta entre pastillas de alcanfor.
