Opinión

El reto demográfico

El intenso debate desarrollado durante esta última semana en el seno de la Conferencia de Presidencias de Parlamentos de España (Coprepa) no ha hecho sino ratificar la idea de la necesidad de una reflexión profunda sobre el reto demográfico en nuestro país. 

En la sede de la Asamblea de Extremadura y bajo la presidencia de Blanca Martín, he tenido la oportunidad de introducir en el debate entre parlamentos el reto demográfico que afronta Canarias y, al hacerlo, vuelvo a constatar que mientras se habla sin complejos ni prejuicios sobre la ‘España vaciada’, continúa produciendo cierto temor plantear la urgencia de articular medidas ante la superpoblación que se produce en determinadas zonas de comunidades como la nuestra.

‘Teruel existe’, ‘Soria ya’ y tantos y tantos movimientos ciudadanos que se han constituido en España en estas dos últimas décadas para frenar la despoblación, para hacerse ver y hacerse escuchar frente al olvido y el abandono, son la cara más visible de una moneda en cuya cruz estarían comunidades como Canarias.

Las jornadas de trabajo han tenido lugar en Extremadura, un territorio que se coinvierte en paradigma perfecto del problema en cuestión: su población es de poco más de un millón de habitantes y su densidad demográfica está en torno a unos 25 habitantes por kilómetro cuadrado. Badajoz y Cáceres son la primera y segunda provincias más extensas de toda España y, sin embargo, de los 388 municipios con que cuentan, 217 de ellos no tienen ni mil habitantes. Menos del 30 por ciento de los extremeños y extremeñas viven en las tres ciudades con más de 50.000 habitantes, y el mayor índice de densidad poblacional se sitúa en unas 50 personas por kilómetro cuadrado. La superficie total de la comunidad es de 41.635 kilómetros cuadrados y es la decimotercera comunidad de España en población.

Miremos ahora hacia Canarias: nuestra densidad media de población casi alcanza los 300 habitantes por kilómetro cuadrado, en una superficie total de 7.447 kilómetros cuadrados donde vivimos 2,2 millones de personas. En determinadas zonas, como podría ser Arrecife, la cifra se dispara hasta las 2.700 personas por kilómetro cuadrado. La presión demográfica en ciertos espacios como ese es, simplemente, insoportable, insoportable desde el punto de vista de los servicios, de los espacios públicos o de la sostenibilidad. 

Desde Canarias hemos puesto sobre la mesa, ante el plenario de Coprepa, una enmienda que ha sido apoyada de manera unánime por el resto de parlamentos y asambleas. En el texto introducido a la declaración institucional aprobada al finalizar el encuentro, hemos defendido la necesidad de que se afronte con determinación un reto, el de nuestro territorio insular, donde el exceso de población y el crecimiento poblacional están teniendo como consecuencia un impacto negativo en la sostenibilidad y equilibrio entre población y territorio. 

Se trata de incorporar la perspectiva demográfica en la elaboración de las leyes desde el respaldo de los parlamentos, de tal forma que la respuesta a estos desafíos –despoblación y superpoblación- sea un elemento a valorar de forma preferente en el ámbito europeo, en particular de cara al marco financiero plurianual de la Unión Europea 2021-2027.

Quiero destacar de manera muy especial la acogida brindada por todos los parlamentos y asambleas, sin excepción, a las propuestas realizadas desde nuestra Cámara. También resultan ejemplarizantes y un verdadero orgullo la unidad demostrada, las ganas de trabajar en la misma dirección y la fuerza que, aun en estas complicadísimas circunstancias como consecuencia de la pandemia de COVID-19, se desprende de todas estas instituciones. 

Siendo consciente de que el debate del territorio nunca estará exento de polémica -¿cómo regularlo sin entrar en confrontaciones?-, resulta tremendamente oportuno afrontarlo con valentía, aprovechar este punto de inflexión que está siendo la pandemia para intentar encontrar puntos de encuentro sobre los que construir propuestas que permitan trazar una hoja de ruta con que definir cuántos queremos ser y cuántos puede soportar un territorio como Canarias sin continuar poniendo en riesgo su extrema fragilidad.

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