Bienvenidos al Machín Palace
Hay que reconocerlo: Jesús Machín, alcalde de Tinajo, se ha coronado. Mientras medio país pelea por reforzar recursos contra la violencia machista, él inventa un nuevo concepto: el “turismo subvencionado del maltratador”. Sí, sí, lo dijo tan pancho en un pleno: que el Ayuntamiento ha pagado hoteles a presuntos agresores para “evitar problemas”.
Y no me lo invento yo, lo dijo él mismo: “Algunas personas tienen una noche, otras tienen cuatro”. Como si estuviera hablando de una oferta de Booking y no de violencia machista.
Yo me pregunto: ¿qué será lo próximo? ¿Tarjeta VIP para el spa? ¿Masaje con piedras calientes para que el señor se relaje después de soltar la mano? Porque aquí ya solo falta que le den puntos Travel Club cada vez que una mujer sufra.
Que nadie se engañe: esto no es un lapsus. Cuando uno habla con esa naturalidad de meter a un agresor en un hotel, es porque en su cabeza la idea ya está normalizada. Y luego llega la excusa de manual: “me expresé mal”. Claro, como confundir “agresor” con “víctima” es de lo más normalito. Se me mezclaron los cables, lo siento. Lo siguiente será confundir “robar” con “donar”.
Y mientras, las mujeres siguen sin recursos, sin casas de acogida suficientes, sin un plan de protección real. Pero oye, que al señor alcalde no se le queden los pobres maltratadores en la calle, no sea que cojan frío.
Yo, como hombre, me niego a cargar con esta vergüenza. Porque cada vez que un político minimiza la violencia de género, nos está metiendo a todos en el mismo saco, como si fuésemos una secta machista que se pasa las llaves del hotel entre compadres. No, señor Machín: no en mi nombre.
Y lo peor es el espectáculo de las disculpas: palabras huecas, culpas al lenguaje, promesas de transparencia que suenan a humo barato. Pero aquí no se trata de excusas, se trata de prioridades. Y cuando un Ayuntamiento gasta dinero público en poner sábanas limpias a un presunto agresor, la prioridad queda clarita: el machismo se acomoda, la víctima se apaña.
Porque, no nos engañemos, esto no es un desliz aislado: es otra mancha más en el currículum político de Coalición Canaria (CC), un partido que lleva tiempo acumulando sombras y contradicciones mientras presume de “gestión ejemplar”.
Menos recepcionistas de maltratadores y más alcaldes comprometidos con proteger a las mujeres. Porque, créame, señor Machín: si quiere dedicarse a gestionar hoteles, renuncie al Ayuntamiento y abra una cadena. Pero no con mi dinero.