Elon Musk y su eterna adolescencia millonaria

Elon Musk ha vuelto a enfadarse. Bastó que la Unión Europea le pusiera una multa —una propinilla de 120 millones para alguien que compra empresas como quien compra chicles— para que el magnate activara su modo “niño rico arrebatado” y empezara a pedir la abolición de la UE. Sí, sí. Abolición. Como si Europa fuera un mueble de IKEA mal montado que puede desatornillar cuando le molesta.

Es fascinante: el hombre que quiere colonizar Marte porque la Tierra “le queda pequeña” no soporta una multa terrenal. Si para vivir en sociedad hay que cumplir normas… imagínate cuando descubra que en otros planetas también existe la física.

Elon Musk, ese adalid de la libertad… para él.

Musk habla de “soberanía nacional” mientras su plataforma, X, lleva años convertida en un vertedero digital que él llama libertad de expresión. Libertad, sí, pero libertad para desinformar, acosar, manipular y vender la insignia azul como quien vende pulseras en la playa. La UE, claro, le ha dicho: “Hasta aquí, majete”. Y él responde pidiendo la destrucción del bloque europeo.

Es como si te ponen una multa de tráfico y tú contestas pidiendo que derriben un país entero porque “no te entienden”.

El dramita del siglo.

Musk amenaza con una “respuesta”. Qué misterio. ¿Apagará los satélites? ¿Nos bloqueará los memes? ¿Lanzará un Tesla directo a Bruselas? Por favor. Elon Musk no quiere abolir Europa: quiere abolir cualquier cosa que no le aplauda.

La UE, con todos sus defectos, funciona mejor que las rabietas de un multimillonario que descubre de pronto que las instituciones públicas no funcionan como sus juntas directivas: no se compran, no se intimidan y no se arrodillan ante un ego con cohete.

Elon, la vida adulta es esto:

- La UE cumple la ley.

- Musk la incumple.

- La UE multa.

- Musk llora.

Entre lágrima y lágrima, suelta palabras grandilocuentes como “abolición”, “burocracia” y “soberanía”. Todo muy épico para algo que en el fondo no deja de ser lo de siempre: un millonario descobrándose porque el mundo no se maneja a su antojo.

Lo siento, Elon, pero la Unión Europea no es tu empresa. Aquí no puedes hacer un “me llevo mis juguetes y me voy”.

Y si quiere abolir algo… que empiece por su ego. Ahí sí hay trabajo.