Opinión

El arte de lo imposible

La trascendencia local e internacional que ha tenido el triunfo de la Argentina de Messi  en la Copa del Mundo de fútbol, celebrado en Qatar, el gravísimo conflicto abierto entre el Gobierno del Estado, Parlamento, poder judicial y Tribunal Constitucional, el alcance social del sorteo de la lotería de Navidad y la sorprendente visita, con discurso en el Capitolio incluido, del presidente de Ucrania Volodimir Zelenski a Estados Unidos, ha desdibujado el tradicional acto parlamentario más importante del año —tanto en Madrid como en Canarias— como es la aprobación de los presupuestos para el próximo año.

Sin entrar en el detalle del contenido de las cuentas con las que los Gobiernos de España y de Canarias quieren gastar buena parte de los dineros con los que los ciudadanos contribuimos con nuestros impuestos, desde el punto de vista político el proceso ha culminado de forma exitosa para ambos.

En el caso de Canarias, el actual pacto que nos gobierna desde el inicio de la legislatura cierra el acuerdo presupuestario para encarar la recta final de su mandato sin fisuras. A pesar de que en las Islas hay una cultura de pacto arraigada por nuestra peculiar organización político-administrativa  y por nuestro particular sistema electoral, no se le puede restar ni un ápice el mérito que significa para los cuatro partidos que nos gobiernan culminar el último hito relevante de la legislatura sin grietas importantes.

Los acuerdos y los pactos en política los hacen posible la coincidencia de objetivos programáticos, pero también la flexibilidad y generosidad de la personas que lideran a las respectivas formaciones aliadas. 

Conciliar los intereses políticos de un partido con plena implantación en todas las Islas como es el caso del Partido Socialista Canario, con los de otras formaciones con implantación parcial en el conjunto del Archipiélago, Nueva Canarias y Unidas Podemos, a los que hay que añadir la Agrupación Socialista Gomera, formación únicamente implantada en la Isla de la Gomera, es una tarea compleja. Muchos pronosticaban un fracaso del pacto de las flores, especialmente por el carácter de algunos protagonistas. La culminación del mandato con la aprobación de las cuentas de nuestro Archipiélago para el año 2023, es, sin duda, un éxito político.

Los hechos apuntan a que si en mayo las cuatro fuerzas que forman actualmente parte del gobierno suman una mayoría suficiente la reedición del actual pacto puede repetirse; es un pacto coherente con el modelo de convivencia que las cuatro fuerzas políticas que lo conforman quieren para nuestras Islas. 

En el ámbito estatal, de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado por trece fuerzas políticas diferentes podríamos hacer dos lecturas. Por una, la capacidad negociadora del Gobierno de España para juntar a un partido de Estado, como es el PSOE, con antisistemas, independentistas de la izquierda radical, independentistas de derechas, nacionalistas de izquierda y derecha, regionalistas, comunistas, republicanos y monárquicos. Guste más o guste menos, hay mucho trabajo y habilidad para armar un puzzle tan heterogéneo y dispar, incluso en los principios básicos.

De otra, el cinismo político que significa un acuerdo en el que participan PSOE,Unidas Podemos, ERC, PNV, Bildu, PDeCAT, Más País, Coalición Canaria, Compromís, PRC, Més per Mallorca, PAR y la Agrupación Socialista Gomera, parece responder más a una sopa de intereses territoriales que al compromiso por la defensa de un modelo económico, social y político para el conjunto del Estado.

A la famosa frase que se le atribuye a Aristóteles de que “la política es el arte de lo posible”, cabe añadir, si nos atenemos al desconcierto e incredulidad que está produciendo lo que ocurriendo en España en estos momentos, “y de lo imposible también”.

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