Opinión

La burbuja de Marlaska

El ministro Grande-Marlaska.
El ministro Grande-Marlaska.

El puente del Pilar nos ha dejado una semana corta pero muy intensa en acontecimientos. Desde la guerra desatada en Gaza entre Israel y Hamás a los intensos contactos llevados a cabo por Pedro Sánchez en la búsqueda de apoyos para su investidura; en medio, la decisión de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias de suspender las clases por el calor y las inaceptables declaraciones del Ministro del Interior del Gobierno de España sobre la inmigración que afecta a nuestras Islas.

El Ministro Grande-Marlaska, en un acto celebrado en Logroño con motivo del día de la patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar, declaraba a los medios de comunicación: “Tenemos medios personales y materiales para hacer frente a la llegada de migrantes irregulares a Canarias” y, además, “existe la posibilidad de diversificación dentro de las Islas, donde hay unas infraestructuras importantes sobre esta materia”. Marlaska no ha salido de la burbuja confortable en la que vive para darse una vuelta por las carreteras de las Canteras o  la Esperanza. Tampoco por el puerto de los Cristianos, donde centenares de migrantes han dormido a la intemperie.

Sentimientos de desafecto hacia la metrópoli

Por supuesto que el muelle de Arguineguín no está tampoco entre las visitas programadas, al igual que el de la Restinga en El Hierro. Mucho menos el gomero puerto de Playa Santiago. La idea que tiene el ministro es que como en Lanzarote y Fuerteventura hay espacio, la solución es la de ampliar las capacidades de los centros de acogida existentes o construir nuevos centros. Y si es necesario, la solución que él apunta es la de llevar a los inmigrantes de una isla a otra.

Actitudes colonialistas como las exhibidas por Marlaska son un caldo de cultivo para que vayan anidándose sentimientos de desafecto hacia la metrópoli; en las manos del Gobierno de España está impulsar las medidas necesarias para abortar de raíz la creciente sensación de que en materia migratoria nos están abandonando.

La situación geográfica de Canarias, frontera con una de las zonas más deprimidas del planeta, hace que sea inevitable que suframos los problemas derivados de las migraciones. Las personas que llegan de África a través del mar utilizan las Islas como estación de paso hacia Europa; es el continente europeo el destino final de su arriesgado y temerario viaje.

Seamos firmes exigiendo la derivación inmediata

Canarias en ese papel de eslabón entre África y Europa para los migrantes, debe ofrecer las mejores condiciones para ser “parada y fonda” en la atención a las personas que utilizan nuestras Islas para dar el salto al continente europeo. Por lo tanto, en Canarias debemos tener las mejores condiciones para rescatar, ayudar y recuperar a los que llegan exhaustos a través del mar. Repuestas las fuerzas, la derivación inmediata a la península es el único camino a seguir. Ese debería ser el acuerdo cerrado de todas las fuerzas políticas de nuestras Islas.

La creciente llegada de menores no acompañados exige una notable mejora de las condiciones de acogida y formación de las comunidades autónomas, competentes en esta materia. Ahora bien, este es un asunto en el que hay que exigirle al Gobierno de España que intervenga para hacer efectivo el reparto de los menores entre todas las comunidades autónomas. Canarias debe asumir la cuota que le corresponde en función de los que significa nuestra población en el global de la población española. Si representamos aproximadamente un 4% de la población total del Estado, tenemos que asumir esa cuota de forma solidaria como, por otra parte, siempre hemos hecho.

El asunto migratorio no se resuelve construyendo más centros de acogida o ampliado los actuales; tampoco dejándonos embaucar con más recursos materiales, personales o económicos. Seamos firmes exigiendo la derivación inmediata al continente después de prestarle a los que llegan toda la ayuda que necesiten en el papel que la geografía nos ha asignado como “parada y fonda” hacia Europa.

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