Opinión

Cambio de ciclo

Foto: Archivo

El pasado domingo, en Andalucía, se confirmaron todos los anuncios que avanzaban los diferentes sondeos que se venían publicando: se está gestando un cambio de ciclo político en España. La mayoría de izquierdas que gobierna desde junio de 2018 está cediendo terreno en favor de las fuerzas que representan a la derecha y a la ultraderecha.

La rotundidad de los éxitos electorales obtenidos por el Partido Popular y Vox en las tres últimas citas con las urnas, en la Comunidad de Madrid, en Castilla-León y, el pasado domingo, en Andalucía, es un serio aviso, especialmente para las dos fuerzas políticas que forman parte de la coalición electoral que gobierna en el conjunto del Estado, es decir, el PSOE de Pedro Sánchez  y Unidas Podemos, ahora bajo la tutela de Yolanda Díaz.

La pandemia, las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, el incremento espectacular del coste de la vida, el entreguismo a las deslealtades de sus socios de gobierno y el desgaste en el resto del país que traen consigo las medidas impulsadas para pacificar Cataluña están golpeando la imagen de Pedro Sánchez y su partido.

Frente a ello, la salida de Pablo Casado de la presidencia del PP y la posterior  llegada de Alberto Nuñez Feijóo ha transformado el negativismo que reinaba entre las filas populares en una corriente cargada de energía posibilista. Además, a la derecha del partido que lidera Nuñez Feijóo, sin hacer mucho ruido, continua consolidándose Vox. Mientras una fuerza bisagra que podía llegar a acuerdos con los socialistas o con los populares, Ciudadanos, ha ido desapareciendo, otra fuerza bisagra que sólo llegaría a acuerdos con el PP crece y viene convirtiéndose en determinante para facilitar la llegada de los populares a las instituciones.

¿Tendrá efectos en Canarias lo que ha sucedido en Madrid, Castilla-León y, ahora, en Andalucía?. Aunque en Canarias hay que contemplar otras variables que no cuentan en otras comunidades autónomas, sin duda las tendencias políticas que se producen en la Península pueden mover el tablero político de nuestras Islas. 

La singularidad política del Archipiélago respecto a otras comunidades viene marcada principalmente por las circunscripciones electorales insulares, la lista autonómica y la presencia de fuerzas políticas autóctonas como Coalición Canaria, Nueva Canarias, la Agrupación Socialista Gomera o la Agrupación Herreña de Independientes. Por primera vez, los partidos canariastas se van a enfrentar a una coyuntura muy especial: un partido estatal -el PSOE- copando poder en las Instituciones de las Islas y el otro gran partido español -el PP- con unas expectativas claras de ser alternativa de gobierno. Los antecedentes son claros, el partido estatal que está bien situado para ganar la elecciones generales tira de su organización territorial en Canarias. De cara a las próximas autonómicas y locales nos podemos encontrar con un PSC que afronta las elecciones bien posicionado desde el poder que dan  las Instituciones y un PP al alza que puede hacer mucho daño a las fuerzas autóctonas, especialmente en Tenerife, La Palma, El Hierro o Fuerteventura.

Frente a ese buen posicionamiento de los dos grandes partidos centralistas, los partidos canaristas ofrecen desunión, egoísmo, personalismos y una falta de generosidad enorme que no ayuda nada a tener cuotas de influencia que ayude a defender los intereses de la gente que vive en esta tierra.

La unidad de las fuerzas políticas de obediencia canaria garantizaría una mayoría para pivotar el Gobierno de Canarias y para seguir influyendo en las decisiones que se toman en Madrid. El reto no es fácil, pero Canarias lo necesita.

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