Opinión

Castillo de naipes

Vuelve el desconcierto y la incertidumbre ante el imparable crecimiento del número de contagios que se están produciendo, particularmente en Canarias y, en general, en España y Europa. La Covid-19 y especialmente la variante ómicron están destrozando objetivos y planes que familias y empresas tenían diseñados para estas navidades. El freno en las reservas en los alojamientos turísticos y las cancelaciones que se están produciendo rompen el optimismo con el que se había iniciado la temporada de invierno. A las duras condiciones que Reino Unido ha impuesto a sus nacionales para viajar al extranjero se ha unido un alarmante crecimiento del número de contagios en toda Europa.

Multitud de discotecas, lugares de ocio, bares y restaurantes observan entre atónitos y alarmados como las reservas que tenían para estas Fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes caen cada día como castillos de naipes. Sin duda, el avance de la variante ómicron en Europa frena y castiga especialmente la recuperación del turismo y el ocio, una nueva amenaza para la economía canaria que tiene una dependencia casi exclusiva de este sector.

En la medida que crecen los contagios crecerán también las restricciones y los mecanismos de control para evitar situaciones de desequilibrio en el sistema sanitario, basta recordar que diez comunidades se en encuentran ya en España en situación de riesgo muy alto por los efectos de la pandemia.

En medio del desconcierto creado por el imprevisto crecimiento de los contagios en Europa, el Centro Europeo de Enfermedades ha advertido que la vacuna no frena a ómicron y pide que las autoridades impongan medidas más drásticas. El disparado número de contagios en Europa en los últimos tienta días trunca las buenas expectativas creadas para que el arranque del 2022 se iniciara bajo el control de la pandemia  y el relanzamiento definitivo de la economía; ahora todo hace pensar que para ello tendremos que esperar.

A pesar del desasosiego instalado en buena parte de la sociedad, hay que redoblar los esfuerzos  para seguir avanzando en el control de la pandemia y en la recuperación de la normalidad perdida. La vacunación generalizada y el mantenimiento de la distancia social o el uso de la mascarilla son medidas que se han evidenciado como muy efectivas en la lucha contra la enfermedad. Para garantizar la salud de los ciudadanos las autoridades deben de impulsar medidas que limiten la movilidad de aquellos que por una decisión personal no estén vacunados; así mismo, el uso de la mascarilla debe de ser obligatorio.

A la vista de los precedentes mencionados, cabe una reflexión. ¿Es razonable que la Sanidad Pública que pagamos todos tenga que atender gratuitamente a aquellos que por una decisión personal no quieran vacunarse poniendo en riesgo a salud de los demás?