Opinión

El factor Vox

Esta semana que acaba ha estado marcada por el análisis de los resultados electorales del pasado domingo. Señalábamos, coincidiendo con la jornada electoral, que se había llegado a esa cita echándose en falta el ruido que rodea a las campañas electorales. Comenté hace ahora siete días que el silencio reinante presagiaba un cataclismo en el mapa político en España.
 
Se han hecho infinidad de lecturas. Y se han echado en falta algunas conclusiones. Considero que lo verdaderamente relevante es que el PSOE haya ganado unas elecciones generales en España -con autoridad- ocho años después. El apoyo mayoritario a los socialistas dibuja un cambio profundo en la dinámica derechizadora que invade Europa. Ésta es, a mi juicio, la principal lección que nos ha dejado el 28 de abril.
 
El batacazo del PP superó cualquier pronóstico previo
La visión estratégica de Pedro Sánchez y la torpe reacción del PP en el desenlace de la moción de censura están en el origen del resultado del pasado domingo. En este sentido, algo de autocrítica deberían también hacer Albert Rivera y los suyos en el papel que jugaron en el preámbulo del acoso y derribo a Rajoy. En este orden de cosas, el batacazo del PP superó cualquier pronóstico previo. Es verdad que la moción de censura, la corrupción y la difícil transición interna apuntaban a un retroceso importante, pero nunca la pérdida de la mitad de los 137 diputados que los populares sumaron en las elecciones de 2016. 
 
Al margen de los errores cometidos por los populares en la gestión de la moción de censura, su campaña electoral fue alejando cada día al PP de la posición centrada que había mantenido Rajoy. El afán de Casado por escorarse hacia posiciones ideológicamente más duras, para tapar el hueco que abría Vox, lo acabó arrastrando a su suicidio político.
 
Sus 57 diputados colocan a Ciudadanos como un actor principal
Menos previsible era el espectacular resultado conseguido por los partidos nacionalistas. En un ambiente de criminalización a los nacionalismos, favorecido por el ‘procés’ de Cataluña y aliñado por todo lo que rodea en estos momentos al juicio que se celebra en el Tribunal Supremo, los ciudadanos han expresado con claridad en las urnas que el Estado Español es plural. El resultado electoral sentencia que la unidad de España en torno a su bandera es compatible con el respeto a los territorios y sus símbolos. En este sentido, ateniéndonos al resultado electoral, el diálogo se hace más necesario que nunca.
 
Ciudadanos obtuvo un gran resultado. Por una parte, incrementar su presencia parlamentaria con 25 diputados le acerca de manera más que significativa a un PP en declive, colocándolos en buena posición para terminar de superar a los populares en la próxima convocatoria del 26-M. De otra, sus 57 diputados colocan a Ciudadanos como un actor principal y alternativo a la hipótesis de un Gobierno socialista apoyado en Unidas Podemos y distintos grupos nacionalistas. No obstante, Rivera no logró el principal objetivo que se marcó en la campaña electoral: desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa. Cara y cruz para Rivera, especialmente duro durante la campaña electoral.  Al otro lado, en los bancos de la izquierda, a pesar del importante retroceso de Unidas Podemos, conseguir mantener 42 diputados en una situación de recuperación socialista es muy meritorio. Han llegado para quedarse.
 
Vox forzó  a Rivera a colocarse en una situación política que 
solo le permite mirar para la derecha
Sin duda, la gran triunfadora de la jornada electoral fue la alta participación. Los ciudadanos fueron conscientes del momento histórico que vive España y – en silencio pero con mucho coraje- pusieron un dique de contención para frenar la llegada de la ultraderecha. Es verdad que los más de dos millones y medio de votos -24 escaños- son un gran resultado para Vox. Sin embargo, han estado lejos de las expectativas que se habían creado. A pesar de todo, el partido de Santiago Abascal se puede apuntar el mérito de hacer saltar por los aires a la derecha, dividiéndola y enfrentándola; ha escorado a posiciones ultraconservadoras al PP, alejándolo del centro ideológico. 
 
Vox forzó  a Rivera a colocarse en una situación política que solo le permite mirar para la derecha y ha llevado a las urnas a miles de ciudadanos de centro izquierda que tradujeron en papeletas su apuesta por la España plural, además de despertar a muchos abstencionistas que veían como se ponía en riesgo el modelo de sociedad que nos ha hecho avanzar y progresar juntos. Vox ha sido, sin duda, el facto que en mayor medida ha marcado el mapa político de un lado a otro del tablero. El próximo Gobierno no se apoyará en Vox, cosa que sí habría ocurrido si las derechas hubieran sumado 176 escaños o más. En ese aspecto, su papel durante la legislatura no será decisivo, pero será Vox la fuerza que condicione el presente y futuro de los discursos tanto del PP como de Ciudadanos. El efecto Vox marcó la campaña y en buena medida también marcará las decisiones que Ciudadanos y el PP tomen en las próximas semanas y meses.

Comentarios