Opinión

El futuro (o no) del nacionalismo canario

El futuro (o no) del nacionalismo canario

Canarias poco tiene que ver con el territorio peninsular, excepto que formamos parte del proyecto europeo y que formamos parte del Estado español. La geografía nos sitúa en África. Nuestra organización político-administrativa es diferente. Tenemos un reconocimiento específico en la Unión Europea -que no lo tiene ningún otro territorio de España-. Nuestro Archipiélago goza de un Régimen Económico Fiscal diferenciado. Tenemos de una peculiaridad lingüística que nos acerca a América. No tenemos ríos, tampoco carreteras o trenes que conecten las Islas entre sí o con el exterior, así que nuestra dependencia del avión y del barco es absoluta. Tenemos una hora menos y podríamos seguir señalando elementos reveladores de que Canarias, a pesar de ser parte de España, es diferente.
 
El hecho diferencial canario, claramente vinculado a la lejanía de Europa, puente hacia América y enclavados geográficamente en África, exige que las políticas legislativas y económicas que se le apliquen sean distintas a las que se le aplican al resto del Estado. La necesidad de impulsar medidas legislativas, económicas y sociales diferenciadas del resto de España justifica plenamente la necesidad de la existencia de organizaciones políticas nacionalistas en las Islas; partidos que, sin dependencia de los estatales, abanderen por encima de todo la defensa de los intereses de los canarios.
 
El nacionalismo canario sufrió una fractura en el 2005 que le ha debilitado
La renuncia de los grandes partidos estatales a asumir en sus respectivas organizaciones y en sus compromisos programáticos los hechos diferenciales de Canarias hace más necesaria la presencia en Madrid de fuerzas netamente canarias. Cuando está en juego asumir las singularidades de Cataluña, Euskadi, Navarra, Andalucía o Galicia -por citar algunos ejemplos- el PSOE y el PP en esos territorios pesan y levantan la voz. No ocurre así con socialistas o populares en nuestras Islas. Aquí esas organizaciones ni pesan ni se les escucha en sus direcciones nacionales.
 
La presencia del nacionalismo canario en Madrid -desde el año 1994- ha sido determinante para los avances que han experimentado las Islas en autogobierno, Régimen Económico Fiscal, reconocimiento como Región Ultraperiférica, transporte marítimo y aéreo, sanidad, educación, infraestructura o equipamientos en general. A pesar de los errores que se le puedan achacar, objetivamente la contribución de Coalición Canaria -y, más tarde, la de Nueva Canarias- ha sido decisiva a la hora de conseguir logros para las Islas con su presencia e influencia, tanto con gobiernos del PSOE como con los del PP.
 
Lamentablemente, el nacionalismo canario sufrió una fractura en el 2005 que le ha debilitado. Con mucha generosidad por ambas partes, Coalición Canaria y Nueva Canarias concurrieron juntos a las elecciones generales del año 2011. Tan importante como los dos diputados obtenidos fue el proceso de aproximación y diálogo que se recuperaba, después de la ruptura del 2005. No obstante, hemos tenido que esperar hasta el 10-N del pasado año para ver otra vez a las fuerzas nacionalistas canarias juntas buscando reforzar su presencia en Madrid.
 
Estos días el futuro del nacionalismo canario está en juego
La más que presumible abstención EH Bildu y de Esquerra Republicana de Cataluña, así como el voto favorable anunciado por el PNV, hace que los votos nacionalistas canarios pierdan trascendencia. Sin embargo, la posición que mantenga en la votación la coalición formada por CC-NC puede acelerar o alejar en el tiempo la necesaria unidad del nacionalismo canario. Si la coalición CC-NC mantiene el mismo sentido del voto se dará un paso de gigante hacia la confluencia nacionalista; caso contrario, habría que replantearse ese proyecto.
 
Los gestos son muy importantes en política. La posición que mantengan en la votación los partidos nacionalistas canarios coaligados para las elecciones del 10-N pondrá de relieve  si en su agenda de prioridades Canarias es lo primero o si, por el contrario, juegan a ser una mera muleta del nacionalismo español. En definitiva, en estos días sabremos quienes aspiran a ser un partido regionalista y quienes trabajan con el objetivo de un partido verdaderamente nacionalista.
 
Canarias necesita una gran fuerza nacionalista que en el marco que fijan la Constitución del 78 y del Tratado de la Unión Europea se comprometa con la defensa de nuestros hechos diferenciales, una economía de libre mercado -con el control público de los sectores estratégicos-, con políticas sostenibles -incluida la poblacional- y con un claro compromiso para luchar contra las desigualdades sociales. Estos días el futuro del nacionalismo canario está en juego. Hay quienes están trabajando con el objetivo de un nacionalismo fuerte y valiente, pero lamentablemente también los hay que están situando otras urgencias por encima de los intereses de Canarias.

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