Opinión

El gran error de CC

El año que termina en apenas setenta y dos horas ha sido muy movido en el escenario político, tanto en Canarias como en España. En el caso de Islas, las elecciones autonómicas y locales -celebradas el pasado mayo- provocaron un inesperado cambio político en ayuntamientos, cabildos y en el Gobierno de la Comunidad. La tendencia que marcaron las elecciones generales celebradas en España -el 28 de abril- se trasladó a nuestro Archipiélago de forma desigual.
 
Como ha ocurrido siempre, el partido al alza en Madrid -en este caso el PSOE- obtuvo un buen resultado en Canarias y fue el partido que más votos y escaños obtuvo; el PP, que lideraba Asier Antona, cosechó en las Islas un magnífico resultado, dado el espectacular retroceso que su partido cosechó en todo el Estado. El mensaje de Ciudadanos caló poco en electorado canario y quedó en evidencia su falta de estructura en las Islas. Unidas Podemos obtuvo un discreto resultado con las cuatro actas al Parlamento. Por su parte, los cinco diputados que cosechó Nueva Canarias -de las setenta actas que se repartían para ocupar escaños en el Palacio Teobaldo Power- puede que no atendieran a las expectativas de los nacionalistas, sin embargo supieron transformar esas cinco actas en imprescindibles para conformar la nueva mayoría.
 
Los movimientos post-electorales de CC tampoco estuvieron muy acertados en la política de pactos
No acabaron ahí los balances electorales, antesala de las negociaciones que se sucederían después durante largas semanas. Las elecciones de mayo confirmaron el gran calado social que tiene la Agrupación Socialista Gomera, que obtuvo tres de los cuatro escaños que se asignaban en la Isla Colombina; además, el resultado -y las matemáticas parlamentarias- situaron a la formación liderada por Casimiro Curbelo en una posición privilegiada para favorecer distintas opciones de Gobierno.
 
El resultado obtenido por Coalición Canaria -que había presidido el Gobierno desde hacía 26 años- con sus 20 escaños y el 23,13 % de los votos cabe calificarlo de bueno. Precisamente por eso no tuvo ni tiene fácil explicación que habiendo sido Coalición Canaria primera fuerza política en Tenerife, La Palma y Fuerteventura en CC hayan sido capaces de alcanzar acuerdos con otras fuerzas políticas para hacer valer su mayoría; incapacidad negociadora que también se trasladó a islas como Lanzarote y El Hierro, en las que no siendo primera fuerza se dieron diferentes opciones de pacto.
Los movimientos post-electorales de CC tampoco estuvieron muy acertados en la política de pactos municipales. Aunque el más significativo fue la pérdida de la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, el aislamiento a CC se extendió como una mancha de aceite por casi todos los ayuntamientos.
 
Muchas veces el resultado obtenido en las urnas propicia alegrías muy efímeras. Cuando verdaderamente hay que valorar y en su caso celebrar los resultados electorales es cuando se cierran los acuerdos con otras fuerzas políticas, posibilitando así formar parte de los gobiernos municipales, insulares o autonómicos. El ganador de las elecciones queda en ocasiones relegado de las posiciones de gobierno bien por la habilidad negociadora de los demás bien por errores propios.
 
El nacionalismo constitucionalista canario tiene raíces muy sólidas en nuestra sociedad
En la foto actual de la política canaria Coalición Canaria aparece desdibujada. Ahora bien, si no hubiera incurrido en los errores que cometió durante la gestión post-electoral de las elecciones de mayo su protagonismo en el mapa que finalmente han reflejado los gobiernos locales, insulares o de la Comunidad hubiera sido muy diferente, sin duda significativamente más favorable para los intereses de CC.
 
Se ha hablado mucho de los pactos en cascada. Hay fuerzas que han sabido leer su importancia. Otras, como CC, no supieron jugar esa baza en las negociaciones del pasado mes de junio. El gran error de Coalición Canaria fue perder la posición de partido bisagra, que le permitía pactar con la derecha y con la izquierda. Dinamitar los puentes con el PSOE y echarse en brazos del PP llevó a Coalición Canaria a la oposición. Ha tenido y sigue teniendo CC una llave muy importante en Madrid -especialmente en el Congreso de los Diputados- que puede garantizar acuerdos de gobernabilidad en las Islas. Bien usada es un arma de negociación con un valor incalculable, pero solo si se sabe jugar esa baza.
 
Sea como fuere, lo que algunos agoreros predicaban -que sin poder CC desaparecería- fue y seguirá siendo más un deseo de algunos que una realidad. El nacionalismo constitucionalista canario tiene raíces muy sólidas en nuestra sociedad, en las siete Islas; pero necesita acierto y generosidad a la hora de designar a los encargados de conducirlo en la reconquista de posiciones de centralidad e influencia en la política estatal y canaria.

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