Opinión

Elecciones anticipadas

El tablero político español ha sufrido una sacudida inesperada que puede acercarnos a una elecciones generales anticipadas para principios del próximo año; el final del próximo verano –con la pandemia previsiblemente controlada– la recuperación de la economía con la vuelta del turismo así como los efectos en el empleo y la actividad de los fondos que llegan de Europa lanzarán definitivamente a Pedro Sánchez a la disolución de las Cortes Generales y a citarnos con las urnas.

La fracasada moción de censura impulsada por el PSOE para echar al PP del Gobierno de Murcia fue el detonante que ha agitado el inquieto tablero de la política española, dejando muchas incógnitas abiertas que el tiempo irá despejando. No hay nada de casual en los movimientos que se han producido en Murcia, Castilla León y Madrid. Es lógico pensar que en la gestación y ejecución de dichas decisiones han estado los estrategas de los socialistas que lidera Pedro Sánchez.

El control del poder político en el ámbito autonómico es la primera fase del camino que conduce al éxito en unas elecciones generales. Los socialistas vieron una oportunidad para fortalecer su poder autonómico y con la inestimable colaboración de Ciudadanos no quisieron desaprovecharla. 

La inmadurez de Rivera, y sus desacertadas decisiones, destrozaron a una organización política que había despertado ilusión y empatía en todo el Estado. El coraje y la valentía que la formación naranja tuvo para enfrentarse al independentismo catalán tuvo que ver mucho con el respeto que se ganó en el conjunto del Estado. La transición de Rivera a Arrimadas ha dejado un partido que está en fase de reconstrucción y que busca reencontrar su espacio entre la derecha y la izquierda –como la mejor vía para frenar el creciente frentismo de la política española–. Estos momentos de dudas en la formación que preside Inés Arrimadas eran muy propicios para alinearlos como aliados en el objetivo de restar poder autonómico al PP. No tuvo en cuenta el PSOE que, de la misma manera, esas dudas de los naranjas podría producir movimientos incontrolables para su dirección.

La fractura de Ciudadanos en Murcia condenó al fracaso a la moción de censura contra el presidente López Miras. La rápida decisión tomada por la presidenta de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, disolviendo la Asamblea madrileña y convocando elecciones para el próximo 4 de mayo, abortó cualquier intento de réplica del tsunami murciano en la comunidad madrileña. No corrió mejor suerte la moción de censura presentada por el líder de los socialistas de Castilla León, Luis Tudenca. La implicación directa de Arrimadas evitó la fractura que el PSOE esperaba entre los doce procuradores de su partido en el Parlamento castellano leonés.

El cuadro se completa con la salida de Pablo Iglesias del Gobierno de Sánchez para liderar a Unidas Podemos en las elecciones a la Comunidad de Madrid. La convocatoria de elecciones para el 4 de mayo y el riesgo de no alcanzar el 5% que da acceso al reparto de escaños no dejaba muchas opciones a Iglesias, debió asumir el liderazgo de la candidatura morada.

Los gobiernos de coalición son muy difíciles de gestionar, sobre todo si los líderes de los partidos que los conforman no están sentados en el Consejo de Gobierno. Fuera del Gobierno de España Iglesias perderá poder pero ganará libertad para defender los postulados de su organización frente a las decisiones del Gobierno de Sánchez. La superación del drama de la pandemia y el inicio de la recuperación económica, más el distanciamiento entre los socios que comparten el Gobierno de España, nos llevarán a elecciones a principios del próximo año.  

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