Opinión

Es el momento, es ahora

El 'Costa Firenze' en el Muelle de Cruceros de Arrecife.
El 'Costa Firenze' en el Muelle de Cruceros de Arrecife.

Todos los datos apuntan a que la  pandemia que intimidó al mundo durante casi tres años, ha cambiado buena parte de las pautas de comportamiento de la humanidad. Estamos superando el mal sueño que nos ha dejado un virus que ha terminado con la vida de millones de personas consumiendo, viajando o haciendo ocio u actividades lúdicas.

Los aviones, barcos, trenes y el transporte por carretera, soportan una insólita demanda; los  bares, restaurantes y centros comerciales han incrementado su clientela y sus ventas espectacularmente y los alojamientos turísticos tienen una demanda, una ocupación y unos precios de oro. Si bien Canarias, cerró la temporada de verano con unas magníficas cifras de ocupación y rentabilidad en todas las actividades turísticas, la de invierno va a ser de récord histórico. De noviembre a abril, el sector turístico de las Islas vivirá una etapa dorada.

Prioridad de descansar y hacer turismo

La nueva cultura de comportamientos y prioridades que nos está dejando la pandemia sitúa al turismo y al ocio no como una opción, sino como una necesidad. El nuevo paradigma que nos ha dejado el miedo que sentimos durante la pandemia pasa por vivir más al día, más consumo, y por la prioridad de descansar y hacer turismo. Este nuevo concepto de entender la vida explica en parte la fuerte demanda que existe en los mercados británico y alemán con respecto a nuestro Archipiélago. Si bien la economía de Alemania pasa por un periodo de restricciones y ajustes, sus ciudadanos mantienen su anhelo para hacer turismo. Lo mismo sucede con el Reino Unido.

Los afianzados deseos de los europeos para hacer turismo, reforzados después de la pandemia, coinciden con la invasión de Ucrania por los rusos y con la guerra entre Israel y Hamas en Gaza. Ambos conflictos han incrementado la inseguridad en todo el este de Europa y ha encendido las alarmas en Turquía, Egipto, Túnez y Marruecos; en todos los países árabes. La combinación del nuevo paradigma de vida que nos ha dejado la pandemia y la inseguridad derivada de los desgarradores conflictos bélicos en Ucrania y Gaza están empujando al turismo hacia zonas alejadas y tranquilas. Canarias está sintiendo los efectos de la situación.

Seguir cuidando y alimentando a la gallina de los huevos de oro

La demanda que existe para la temporada turística de invierno en Canarias es tan fuerte que no preocupa en el sector el más que probable incremento del precio del petróleo y su repercusión en los billetes aéreos. Nuestras condiciones naturales y las circunstancias externas que vivimos colocan a nuestras Islas en el punto de mira de millones de europeos que nos eligen para disfrutar del descanso y el ocio. Es el momento de redoblar los esfuerzos para fidelizar más a los que nos visitan y para convertirlos en embajadores de las Islas en sus países de origen.

El lleno turístico y el incremento de la rentabilidad no deben de confundirnos: son las circunstancias externas las que están marcando la dinámica. No es el momento de relajarnos; es el momento de seguir mejorando la calidad del producto turístico que ofrecen las Islas. El buen momento del sector debe ser un acicate para seguir apostando con determinación por la renovación y modernización de la planta alojativa y los espacios públicos y privados. Sin duda es el tiempo, siempre debe serlo, de mejorar la atención a los visitantes, vigilar el buen mantenimiento de jardines, aceras y alumbrados, de seguir dando pasos para mejorar el aspecto que ofrecen los contenedores de basura en la calle o, entre otras muchas cosas, conducirlos al consumo de productos culturales, naturales o gastronómicos canarios.

Sin duda, es el momento de seguir cuidando y alimentando a la gallina de los huevos de oro de la economía de Canarias.

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