Opinión

La vara de medir

Playa en Yaiza, Lanzarote.
Playa en Yaiza, Lanzarote.

Canarias está de bote en bote. A principios de agosto algunos empresarios muy vinculados al sector turístico —del norte de Fuerteventura, concretamente de Corralejo y alrededores— comentaban su preocupación por la inusual baja ocupación veraniega en la zona. Fundamentalmente lo achacaban al frenazo que se estaba produciendo en la llegada de turistas alemanes y a los abusivos precios de los billetes aéreos.  A la vista está que la percepción que se tenía desde Corralejo sobre la ocupación turística este verano nada tiene que ver con lo que está ocurriendo en el Archipiélago. 

Este mes de agosto en el archipiélago no cabe un alfiler. Desde Lanzarote a El Hierro, pasando por La Graciosa, Fuerteventura, Gran Canaria, La Gomera, La Palma o Tenerife, la masiva presencia de gente en playas, bares, restaurantes o terrazas es el mejor testimonio del éxito turístico de este verano.Sin embargo, hay que tener mucho cuidado porque también se puede morir de éxito. Lo que se siembre hoy hay que recogerlo mañana y, por lo tanto, sembremos calidad, profesionalidad, atención y buen servicio para que el éxito turístico canario sea sostenible en el tiempo. La economía y el empleo en las Islas lo necesitan.

En esa línea, diferentes profesionales del sector están alertando de la pérdida de calidad del servicio que se le está prestando al cliente por la falta de personal para atender la gran demanda que se está produciendo como consecuencia del lleno turístico en las Islas. Falta personal y cualificación.

Sin duda, un turista que se va satisfecho y contento es un potencial repetidor o un embajador de las cosas buenas de Canarias en su entorno más cercano. La naturaleza nos ha otorgado el privilegio de disfrutar de una clima envidiable y de una biodiversidad única en el mundo. La nitidez de nuestro cielo y la calidad y riqueza de nuestra fauna marina, unido a la diversidad de la oferta de cada una de nuestras Islas, nos colocan entre los destinos más deseados del planeta.

Falta de gente que quiera trabajar

La utilización de los recursos que nos ha dado la naturaleza para desarrollar una economía entorno al turismo ha sido clave para que las Islas hayan alcanzado en los últimos cuarenta años el mayor desarrollo social y económico de toda su historia. Es muy difícil identificar alguna actividad económica en las Islas que no tenga que ver, directa o indirectamente, con el turismo. Nos guste o no, es el turismo el soporte de nuestra economía y del empleo. 

Ahora bien, debemos empezar a hacer las cosas de otra manera. Tendremos que ser más respetuosos a la hora de conciliar el desarrollo turístico con el respeto a nuestra naturaleza. La apuesta decidida por la sostenibilidad no es una opción, es una obligación. La sostenibilidad es también extensible a la capacidad de carga poblacional de cada una de nuestras Islas. También desde el punto de vista turístico.

Quizá sería más rentable para los intereses empresariales, sociales y generales de Canarias que la vara de medir la ocupación turística no sea la tradicionalmente conocida de: “no cabe un alfiler” o “está de bote en bote”. La vara de medir ideal sería la que conjugara la ocupación con la capacidad para prestar un servicio de calidad al cliente.

La falta de cualificación de una parte de los que trabajan en el sector y, muy especialmente, la falta de gente que quiera trabajar, es un problema muy serio que las Administraciones, los empresarios y los sindicatos deberán abordar urgentemente. Está en juego el modelo de la sociedad que queremos.

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