Opinión

Luces y sombras

Como siempre, esta semana una amplísima representación de las instituciones y empresarios de nuestras Islas ha estado presente en FITUR, una de las tres grandes ferias turísticas del mundo, junto a la World Travel Market de Londres y la ITB de Berlín.

En el escaparate mundial para promocionar el turismo en que se ha convertido la Feria de Madrid, el pabellón de Canarias es uno de los que tradicionalmente más llama la atención. Este año, la pandemia también ha condicionado el desarrollo de la Feria, tanto en lo que se refiere a la presencia de las representaciones públicas y privadas como a los mensajes emitidos por unos y otros.

En general, ha habido muchos mensajes muy optimistas, aunque condicionándolos casi todos a la evolución de la pandemia y a los efectos que ésta pueda seguir teniendo en las restricciones a la movilidad y en la salud de las personas.

Sí, como todo apunta, antes de Semana Santa la pandemia deja de castigarnos, la llegada de turistas crecerá como setas, las ocupaciones se incrementarán y las administraciones y el empresariado fijarán de inmediato el objetivo de batir el récord histórico de 2019.

"Pocas reflexiones se están haciendo acerca de las debilidades que tiene un sector tan estratégico para la economía"

Mientras tanto, pocas reflexiones se están haciendo acerca de las debilidades que tiene un sector tan estratégico para la economía y el empleo de nuestras Islas como es el Turismo. Quizá estamos dedicando mucho tiempo a lamentarnos cuando las circunstancias -especialmente las externas- afectan a la llegada de visitantes, y muy poco en debatir,  consensuar y poner en marcha medidas que ayuden a reforzar la competitividad de un sector estratégico que vertebra la economía canaria y es el sostén del empleo.

El debate sobre crecimiento en calidad y no en cantidad es tabú. La renovación de la planta alojativa -bien sea a través de los planes de modernización o de cualquier otro instrumento urbanístico- asociada a la mejora de los espacios públicos, carece del impulso necesario. 

La modernización de nuestra planta hotelera y extrahotelera debe ser un reto inaplazable si no queremos perder capacidad competitiva con respecto a destinos emergentes que cada día adquieren más protagonismo.

La naturaleza le ha dado a Canarias unas condiciones envidiables para desarrollar la actividad turística; el papel a llevar a cabo por el hombre en las Islas es no seguirla destrozando. Sin embargo, en destinos emergentes que se están abriendo paso, en los que la naturaleza no ha sido tan generosa, el ingenio y el compromiso del hombre les ayuda a suplir las carencias; sí en Canarias sumamos a las condiciones que nos ha dado la naturaleza, el talento y el compromiso que atesora una emergente clase empresarial seremos imbatibles.

Después de los británicos y de los alemanes, en cantidad, los peninsulares son nuestro tercer mercado. Es más, durante la pandemia han sido nuestros más fieles visitantes; en calidad -medida en el gasto que hacen- son de los primeros.

"Controlar unos razonable precios Península-Canarias es un tema estratégico para la economía canaria"

El debate sobre el abuso que se produce en los billetes entre la Península y Canarias aparece y desaparece cada cierto tiempo. El turismo peninsular nos ayuda a ser menos dependientes de los vaivenes que se producen en el extranjero y en los que nuestra capacidad de intervención es nula o muy limitada. Controlar unos razonable precios Península-Canarias es un tema estratégico para la economía canaria que debe abordarse con la negociación y firmeza con la que en su día se consiguió la bonificación para los residentes.

Capítulo aparte merece el debate sobre la incidencia que está teniendo los desmesurados crecimientos poblacionales en las infraestructuras y servicios de nuestro Archipiélago. El sector turístico no debe estar ajeno al mismo. Hay debates y decisiones que no pueden demorarse y hay que abordar cuanto antes

 

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