Opinión

Sentirse canario

El 30 de mayo de 1983 tuvo lugar la primera sesión del Parlamento de Canarias. Aquel día se abrieron las puertas al autogobierno de las Islas. Queda mucho camino por recorrer, pero décadas después los canarios hemos alcanzado la mayoría de edad y somos, sin duda, menos dependientes.

El Día de Canarias pone en valor trayectorias, hitos y avances de los que los canarios nos sentimos orgullosos, celebramos los pasos que nos han permitido afianzar nuestra identidad como pueblo. Las exhibiciones de nuestros deportes tradicionales que se llevan a cabo en las ocho Islas, como el juego del palo, la vela latina, la lucha canaria, el salto del pastor, la bola canaria, el levantamiento de arado o el arrastre de ganado, hacen que nuestra imaginación nos aproxime a la vertiente deportiva de nuestros antepasados. De la misma manera, el 30 de mayo resuena por todos los rincones la música de las Islas isas, folías y malagueñas que nos arrancan sentimientos y emociones que nos unen y acercan al pasado sin dejar de mirar al futuro.

También las muestras de nuestra gastronomía tradicional como las papas, el gofio, el mojo colorado, el pescado salado, nuestros quesos y nuestros vinos ocupan lugares destacados en las celebraciones de estos días. En el acto institucional que cierra un día tan especial para los que nos sentimos canarios, nuestra sociedad reconoce el talento, la capacidad y la inteligencia de sus gentes con la entrega de los Premios Canarias –este año tres mujeres verán reconocido su trabajo en Bellas Artes e Interpretación, en Investigación e Innovación y en Patrimonio Histórico–. En el mismo acto, recibirán la Medalla de Oro de Canarias aquellas personas físicas o jurídicas que, a juicio del Gobierno de Canarias, han desempeñado su quehacer diario en beneficio de la sociedad de nuestro Archipiélago, personas y colectivos que han contribuido al crecimiento y progreso de nuestra tierra.

En un mundo globalizado cada día es más importante la defensa de lo propio y próximo

Los canarios debemos despertar, multiplicar las metas y comprometernos a diario, no solo cuando nos celebramos. El sentimiento de pertenencia, el compromiso con la defensa de nuestro legado histórico y nuestras tradiciones o el compromiso de garantizar un futuro esperanzador para las nuevas generaciones deberían estar constantemente en lo alto de la agenda.

La defensa de nuestras tradiciones,el reconocimiento de los logros alcanzados en el pasado, de nuestra cultura, de nuestra forma de ser y hablar, la lucha para defender nuestros fueros históricos o el compromiso de avanzar en la profundización de nuestro autogobierno para ser menos dependientes de decisiones adoptadas por terceros no está reñido con el carácter universal, abierto y tolerante que Canarias ha tenido a lo largo de su historia.

Enclavadas en la encrucijada entre Europa, África y América, las Islas han tenido siempre influencia de distintas culturas y hemos ido conformando nuestra propia forma de ser enriqueciéndonos de esa privilegiada posición entre los tres continentes. En un mundo globalizado cada día es más importante la defensa de lo propio y próximo, de aquellas pequeñas cosas que nos hacen ser diferentes. El oficialmente reconocido como Día de Canarias es una buena oportunidad para echar la vista atrás y no olvidarnos de donde venimos. También para reflexionar sobre el exigente presente en el que vivimos y, especialmente, sobre qué herencia queremos dejar a las nuevas generaciones de canarios  o con qué instrumentos debemos de contar para conseguirlo.

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