Opinión

¡Unidad!

El Partido Nacionalista Canario ha celebrado una Convención que ha servido de marco para llevar a cabo una interesante reflexión sobre el camino que deben seguir los nacionalistas, sobre la fórmula y propuesta idónea para defender mejor los intereses de Canarias. El debate se centró en si la vía a seguir debe de ser exigir más autonomía para ser menos dependientes de decisiones foráneas o la soberanista. La reflexión no quedó ahí. También se debatió sobre el valor de la unidad del nacionalismo canario, concluyendo con un llamamiento al conjunto de las fuerzas nacionalistas para concurrir juntas a las elecciones del 2023 abanderando un programa político común.

Al reiterado llamamiento que está haciendo el PNC a la unidad del nacionalismo canario, se suma la Asociación Canarismo y Democracia que plantea la creación de un “espacio socio-político que incluya a partidos de obediencia canaria y de distinta sensibilidad ideológica”. Puro sentido común.

La experiencia nos dice que cuando los canarios hemos sido capaces de unirnos en la defensa de los intereses de la gente que vive aquí nos hemos ganado el respeto del Gobierno de España de turno; a partir de ahí, nuestra capacidad de influencia ha dependido de las matemáticas parlamentarias y la necesidad o no de contar con los votos de los nacionalistas canarios en las Cortes Generales.

Si Coalición Canaria quiere recuperar el peso que tuvo para volver influir en la defensa de los intereses de los canarios tiene la responsabilidad de impulsar el proceso de unidad nacionalista asumiendo las renuncias que sean necesarias.   

El Estado está viviendo un encubierto período de transición en el que algunos territorios están ganando posiciones económicas y políticas que ensanchan cada día más las diferencias entre los territorios ricos y los pobres. El sometimiento del Gobierno de España a la presión de los nacionalistas vascos y catalanes hace que cada día estos ganen más cuotas de autogobierno y recursos que redundaran en el bienestar de sus ciudadanos. El único camino que tenemos los canarios para volver a ganarnos el respeto del Estado es la unidad entorno a un proyecto de obediencia canaria. 

Lamentablemente, los partidos de ámbito estatal no han sabido recoger en sus estructuras, ni tampoco en sus programas electorales, un tratamiento diferenciado para nuestro Archipiélago. Esa debilidad estructural del PSOE y del PP con respecto a las respuestas que deben dar a un territorio diferente justifica plenamente la necesidad de una fuerza política sin dependencia foránea.

Las llamadas a la unidad nacionalista en defensa de Canarias llegan desde el PNC y de Canarismo y Democracia; nada sabemos de lo que piensa Nueva Canarias y, especialmente, Coalición Canaria, partido llamado a ser el que lidere el proceso dada su mayor respaldo electoral y su importante presencia institucional. Para que el nacionalismo canario vuelva a tener capacidad para influir en las políticas del Gobierno de España en Canarias –y, además, recuperar el liderazgo en las instituciones del Archipiélago– tiene que producirse un movimiento aglutinador de todas las fuerzas políticas netamente canarias.

Probablemente el proceso de unidad de los nacionalistas canarios exigirá generosidad y renuncias de determinados intereses políticos particulares en favor de ganar un mejor posicionamiento para defender los intereses de nuestra tierra. Si Coalición Canaria quiere recuperar el peso que tuvo para volver influir en la defensa de los intereses de los canarios tiene la responsabilidad de impulsar el proceso de unidad nacionalista asumiendo las renuncias que sean necesarias.   

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