Opinión

Venezuela reclama una oportunidad

Venezuela reclama una oportunidad

Venezuela tiene hace ya muchos años un espacio reservado en la información internacional, con acontecimientos políticos y sociales que nos llega diariamente. Aproximadamente de dos décadas a esta parte, el deterioro del país bolivariano no cesa. Venezuela está rota. La miseria, el hambre, el empobrecimiento y la inseguridad es la herencia que el régimen que ahora simboliza Maduro va a dejar a los venezolanos.
 
Venezuela es un país rico en petróleo y minerales, con un potencial enorme para la agricultura, la ganadería y la pesca; cuenta con excepcionales condiciones para el desarrollo del sector industrial y turístico. Y tiene superficie, población y riquezas naturales en proporciones razonables para, bien gestionadas, facilitar el bienestar de sus ciudadanos. Sin embargo, tristemente el desabastecimiento, la falta de medicinas, la pobreza y la represión política están obligando a miles de venezolanos a abandonar el lugar que los vio nacer, forzándolos a caminar desolados en la búsqueda desesperada de otros horizontes y oportunidades.
 
Ante las desalentadoras noticias que llegan a Canarias del otro lado del Atlántico, es imposible no pensar en la situación que están sufriendo miles de compatriotas asentados desde hace décadas en el país liberado por Simón Bolívar. Miles de canarios, en su inmensa mayoría hijos y nietos de quienes tuvieron que abandonar la tierra que les vio nacer para buscar en otros lugares del mundo oportunidades que no teníamos aquí -recordemos que, junto a Venezuela, Cuba, Argentina, Uruguay, Méjico o EEUU fueron algunos de los destinos de nuestros emigrantes-.
 
Venezuela fue el destino donde muchos de nuestros emigrantes hicieron realidad su sueño
Los canarios se ganaron a pulso el reconocimiento de quienes los acogieron reconociéndoles su laboriosidad, seriedad, afán de superación y responsabilidad. Venezuela fue el destino donde muchos de nuestros emigrantes hicieron realidad su sueño. No todos lo consiguieron, pero aquel país los recibió con generosidad, facilitándoles su integración.
 
En Caracas, Valencia o Maracaibo los emprendedores canarios de abrieron paso a base de esfuerzo y trabajo en sectores como la banca, el comercio, los servicio o el transporte. En el interior, en estados como Lara, Yaracuy, Zulia o Barinas, encontraron oportunidades especialmente en la agricultura y la ganadería. Su esfuerzo y trabajo les permitió convertirse en prósperos  empresarios del sector y ser reconocidos como piezas claves en el desarrollo del campo venezolano.
 
A partir del año 2000, con la Ley de Tierras del Gobierno de Hugo Chávez, comenzaron los desafectos, las injusticias y muchos atropellos. Las políticas de los gobiernos de Chávez y Maduro han destruido la economía de Venezuela y las esperanzas de los venezolanos. Evidentemente, han afectado en la misma intensidad a los emigrantes canarios, a sus descendientes o a los canarios-venezolanos.
 
He conocido de primera mano el pensamiento político de Hugo Chávez. Me generó una impresión bastante favorable en un primer momento, por su fuerza y convicción en la defensa de los principios que decía defender, y por su encendido discurso para combatir la corrupción y luchar contra las desigualdades. Comprendí las prioridades de su programa de gobierno, como reforzar la seguridad (más de 100 muertos cada fin de semana en Caracas y alrededores), la educación, la sanidad, la vivienda y una batería de acciones que podrían haber ayudado a combatir la pobreza y la desigualdad.
 
Las promesas de Chávez pronto cayeron en el olvido. Viví de cerca las primeras grandes manifestaciones contra Chávez y el régimen se tambaleó. El penoso papel jugado durante mucho tiempo por aquella oposición facilitó involuntaria e indirectamente la perpetuación de una situación política y social inaceptable en los tiempos que vivimos. Curiosamente, el paso dado por otro “salvapatrias” como es Trump, puede favorecer que Venezuela recupere la democracia, la libertad y la ilusión. Será bueno para Venezuela y también para miles de canarios que siempre, y más ahora, sentimos muy cerca. Venezuela reclama y merece una oportunidad.

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