Opinión

Aquí cabe todo el mundo (crecimiento sin tino)

Foto: Archivo
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Aquí cabe todo el mundo (crecimiento sin tino)

Las primeras decisiones y declaraciones de intenciones del Gobierno de Canarias CC-PP muestran su orientación claramente conservadora. Es así respecto a la fiscalidad, beneficiando con sus primeras y urgentes decisiones a las minorías con más renta y debilitando la financiación de las administraciones públicas. También en lo referente al modelo de crecimiento y la protección del medioambiente y del territorio, con un discurso claramente desarrollista. Así como respecto a las medidas para afrontar la Crisis Climática, uno de los grandes retos de la Humanidad, planteando rebajar los objetivos de la ley de Cambio Climático y transición energética aprobada en diciembre de 2022 por el Parlamento de Canarias.

Uno de los ejemplos más graves de lo que señalo es el intento del nuevo Gobierno de volver a plantear la construcción del puerto de Fonsalía, en el sur de Tenerife. Desde NC-bc consideramos que se trata de una mega infraestructura innecesaria, ineficaz e insostenible. Como señalamos en su momento, el puerto de Fonsalía es “un auténtico disparate medioambiental, económico y social que, como resulta patente, no está pensado para solventar los problemas del puerto de Los Cristianos; y quien lo dude, solo tiene que acudir a él y constatar que, para hacer cinco atraques supuestamente dedicados a los barcos que unen nuestras islas, se ha proyectado un macropuerto, con más espacio de marina deportiva y zonas comerciales, que para el propio uso del transporte interinsular”.

Planteamos, además, posibles soluciones, desde una intervención en el puerto de Granadilla (que costó cientos de millones y se encuentra absolutamente infrautilizado), más económica y rápida en su ejecución, a una racionalización de los horarios del transporte en el propio puerto de Los Cristianos. Proponiendo, igualmente, mejorar el acceso terrestre al puerto soterrando la avenida Chayofita. Conjunto de medidas que pueden facilitar una parte de la solución al evidente colapso del transporte interinsular entre las islas occidentales.

Tampoco respaldamos la construcción de una central de generación eléctrica en el puerto de la capital grancanaria, de 70 megawatios y cuatro chimeneas de 28 metros. Coincidimos con el consejero de Medio Ambiente, Clima, Energía y Conocimiento del Cabildo Insular de Gran Canaria, Raúl García Brink, cuando señala que su instalación “no contribuye a la salud pública, ni a la seguridad del sistema eléctrico, obstaculiza el desarrollo de la descarbonización de la isla y, por ende, no aporta a la sostenibilidad ambiental que perseguimos en nuestro modelo de ecoisla”.

También en el ámbito turístico tenemos algunos ejemplos en esa dirección. La pasada legislatura el Gobierno canario paralizó un macroproyecto, Cuna del Alma, en el puertito de Armeñime (Adeje), que afectaba a la Zona de Especial Conservación Teno-Rasca. Ahora se recupera, insistiendo en un modelo que busca continuar ampliando el número de turistas. Misma intención que tiene el Cabildo de Tenerife con la ampliación de los aeropuertos, pese a los problemas de movilidad e infraestructuras que padece la isla y que no harían sino incrementarse con un mayor número de visitantes. 

Crecimiento demográfico

El Ejecutivo canario insiste en repetir lo que ha ocasionado un crecimiento demográfico desmesurado de algunas islas. En las últimas décadas, en el Archipiélago hemos crecido poblacionalmente de forma muy importante. De los 1.667.400 del año 2000 a los 2,23 millones del 2019, un incremento del 32%, duplicando el aumento del conjunto del Estado. En el mismo periodo, el País Vasco aumentaba su población apenas un 5%. Nuestro PIB creció en ese periodo un 81,73%, dato muy similar al de Euskadi (81,95%), pero esta última apenas incrementó su población en 80.000 personas frente a los 560.000 de las Islas. Si hubiésemos tenido un crecimiento poblacional equiparable al estatal, nos situaríamos en la renta per cápita media y no, como estamos, en la cola; y si hubiésemos crecido como Euskadi, estaríamos por encima de la media.

Frente a semejante fracaso se insiste en más de lo mismo. Cuando el consejero de Política Territorial, Cohesión Territorial y Aguas del Gobierno canario señala que “aquí cabe todo el mundo, pero el crecimiento debe ser coherente” entra en evidentes contradicciones y vuelve a apostar por un modelo sin contención ni límites. Los actuales dirigentes del Cabildo de Lanzarote también se desmarcan de la saturación denunciada por la anterior corporación insular, calificándola de “ocurrencia”.

No tienen la menor preocupación ante el mismo crecimiento que ha llevado aparejado un importante desajuste en servicios públicos esenciales (sanidad, educación), en infraestructuras, en gestión de residuos, en saneamiento, en abastecimiento de agua, en demanda de electricidad y en ocupación del territorio. En NC-bc consideramos que se debe modular nuestro crecimiento sobre la base de los intereses endógenos, el respeto y la protección del territorio y del medioambiente. Actuando sobre el origen, el modelo de desarrollo, como ya señalara en 2003 el Comité de Expertos sobre Población e Inmigración en Canarias.

Reitero que el turismo es y seguirá siendo nuestro principal motor económico, el sector que genera más riqueza y empleo. Por eso, desde NC-bc planteamos la necesidad de impulsar un Gran Acuerdo Canario por un Turismo Sostenible, que defina su desarrollo en las próximas décadas. Consensuado entre el Ejecutivo, grupos parlamentarios, corporaciones locales, empresarios y sindicatos, así como las universidades canarias. Un Acuerdo que incluya asuntos como la rehabilitación de las ciudades turísticas, modernización y renovación de la planta alojativa, parámetros de calidad, formación y empleo, descarbonización y digitalización. Pensando en el presente, pero también generando condiciones para garantizar el mejor futuro, lo que pasa de forma ineludible por la sostenibilidad. Ese es el camino, no el del crecimiento desaforado.

Entendemos, asimismo, que hay que poner límites a adquisición de viviendas por extranjeros no residentes. Se trata de un fenómeno que se viene produciendo en distintos lugares del mundo y que distorsiona el mercado, dificultando aún más el acceso a la vivienda a la población residente. En el ranking de compra de viviendas por extranjeros, Canarias aparece a la cabeza, por encima del 30%, duplicando la media estatal y por delante de Baleares, Comunidad Valenciana o Murcia.

Sin futuro

En distintos casos se puede observar una manera de hacer las cosas en la que siempre es secundaria la preservación de nuestro territorio y nuestro medio natural, en la que un cortoplacismo sin límites es incapaz de ver las negativas consecuencias futuras de ese desarrollismo. Esto va calando e influyendo en la percepción de una parte importante de la ciudadanía respecto a asuntos como las transferencias estatales en materia de costas en cumplimiento de nuestro Estatuto. Ante un hecho positivo, la asunción de las competencias en costas por nuestra Comunidad (aún pendiente de algunos flecos), son muchos los canarios y canarias que desconfían, temiendo que ello se convierta en una barra libre que acabe con lo que nos queda de litoral.

Por el contrario, debiera ser una oportunidad para poder realizar una gestión más cercana de un asunto trascendental para el presente y el futuro de las Islas, para el disfrute de su gente, de estas y de las futuras generaciones, y también de quienes nos visitan. Una gestión que, por tanto, debe hacerse siempre desde la estricta defensa del interés general, la protección medioambiental y la sostenibilidad de las intervenciones que se lleven a cabo. Y sin someterse a presiones por intereses económicos.

 

Las derechas canarias tienen en su cuerpo doctrinal no pagar impuestos, minimizar el papel del Estado, continuar dependiendo de las energías fósiles y crecer sin límites. Es decir, desatender los servicios públicos, incrementar las ya elevadas desigualdades, incumplir con los compromisos para combatir la Crisis Climática y apostar, en definitiva, por un modelo de crecimiento insostenible. Crecer por crecer. Crecer sin tino. Así, no hay futuro.

 

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