Por las buenas personas en política

Ejecutiva de Nueva Canarias

En política lo más revolucionario hoy parece ser lo más básico: la normalidad. Y eso es lo que representa el proyecto de Nueva Canarias- Bloque Canarista en Lanzarote y La Graciosa, personas normales, como tú y como yo. Gente con principios, con valores y con una única ambición que no es la del poder ni el sueldo, sino la de mejorar la vida de nuestra gente.

Hay una frase del expresidente uruguayo recientemente fallecido José Mujica que lo resume todo: “La política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella; la política es una pasión con el sueño de construir un futuro social mejor. Y a los que les gusta la plata, bien lejos de la política.”. Esa frase no sólo inspira, sino que define lo que debería ser el compromiso con lo público. Y, sin embargo, cada día comprobamos en prensa, radio, televisión y sobre todo a través de redes sociales, que esa visión es una excepción y no la regla.

Desde que asumí hace dos años mi responsabilidad como cargo público en el Parlamento de Canarias he aprendido algo fundamental, que para estar en política hay que ser buena persona. Parece simple, sencillo, fácil, pero no lo es. Hay que tener principios sólidos, valores claros y, sobre todo, una ambición honesta: la ambición de transformar la realidad para bien. No cualquier ambición, sino la más noble, la de servir a todos y a todas. De ahí que en muchas ocasiones me planteo la siguiente pregunta; ¿tienes que ser mala persona o simplemente no tener principios y valores para entrar y mantenerte en la política?

Somos un grupo humano formado por personas normales, con trabajos normales, con vidas normales, que decidimos dar un paso adelante porque no podíamos seguir mirando para otro lado. Nuestra isla, Lanzarote, no puede seguir siendo rehén de los de siempre, de quienes han convertido la política en un modo de vida, en un sillón, en un beneficio propio y en una simple improvisación de mirada corta cada cuatro años.

Mi profesión es la enfermería. No vine a la política por un sueldo o por un cargo. Mi ambición siempre ha sido clara desde mi época como activista de la sanidad, o desde mi lucha sindical, y no ha sido otra que la de intentar mejorar la sanidad pública de Canarias, especialmente la de mi isla. Esa es mi lucha diaria y mi principal motivo para estar donde estoy.

Hay un pequeño rito que hago cada vez que entro en el Parlamento de Canarias y que puede parecer insignificante, ingenuo o incluso ridículo para algunos, pero para mí cobra mucho sentido. Cada vez que entro en el salón de plenos me siento en el sillón, lo toco, lo acaricio y en silencio le doy las gracias a mis islas. Le doy gracias a Lanzarote y La Graciosa por haberme dado la oportunidad de representarlas, de alzar la voz por sus problemas mediante el lenguaje de la verdad. Porque ese sillón no es mío. Ese sillón es de todos y todas, también de los que no me votaron. Y cuando uno se sienta creyendo que le pertenece, que lo ha ganado para sí mismo, empieza a alejarse de la política con mayúsculas y se hunde en la política con minúsculas: la del ego y el interés personal.

Por eso, reconozco que es difícil, pero necesitamos más gente normal. Más personas comprometidas, con principios, con vocación, con ganas de cambiar las cosas desde dentro. En Nueva Canarias-Bloque Canarista estamos trabajando para que en 2027 no seamos sólo dos concejales y un diputado. Trabajamos para estar presentes en Arrecife, en Tías, en San Bartolomé, en Yaiza, en Tinajo… Vamos a volver al Cabildo para cambiar el rumbo de una isla que no puede seguir siendo gestionada como si fuera una empresa privada y un anexo de la patronal.

Me preocupa el futuro. Tengo un hijo de 11 años y no puedo evitar preguntarme qué isla les estamos dejando, pero no pensando en treinta o cuarenta años, no, sino qué Lanzarote tendremos en una o dos décadas si seguimos a este ritmo. No hay vivienda, no hay planificación hídrica, no hay control del territorio, no hay límites desarrollistas, no hay transporte público, no hay una estrategia real de adaptación al cambio climático. Las últimas lluvias en Arrecife lo dejaron en evidencia. Repito, ¿qué será de esta isla en 10 o 20 años?

Los y las que militamos en este espacio político del progresismo nacionalista, vemos a Lanzarote como nuestro hogar. Y un hogar se cuida. Un hogar se mantiene limpio, seguro, ordenado, sostenible. Eso es lo que queremos. Eso es lo que buscamos. Que te sientas en Lanzarote como en un hogar seguro y feliz.

Por último, quiero dar las gracias a mis compañeros y compañeras de Nueva Canarias-Bloque Canarista en Lanzarote. Sé que no es fácil, que el camino es duro, que es un sacrificio, que no partimos como otros de sus marcas generalistas, sus poderes mediáticos y empresariales. Pero como decía Mujica: “vale la pena, porque la política es una pasión con el sueño de construir un futuro social mejor.”

Y ese futuro, créanme, se construye con gente normal. Como tú. Te esperamos en nuestro hogar.

Yone Caraballo Medina, presidente de Nueva Canarias-Bloque Canarista en Lanzarote y La Graciosa y diputado en el Parlamento de Canarias.