Sector primario

‘Pastorear el viento. Domar el agua. Labrar el fuego’, un hecho fundacional

Foto de los autores y los editores del libro
Foto de los autores y los editores del libro
Es un mensaje claro, bien informado y cargado de esperanza, que nos llama a repensar nuestra relación con la producción agraria y a actuar con rapidez para cambiarla
‘Pastorear el viento. Domar el agua. Labrar el fuego’, un hecho fundacional

Fue un gran acontecimiento para el mundo rural lanzaroteño. La Casa-Museo del Campesino se abarrotó con motivo de la presentación del libro ‘Pastorear el viento. Domar el agua. Labrar el fuego. Un viaje por los insólitos ecosistemas agrarios de Lanzarote’, de Mariajo Tabar con fotografías de Gerson Díaz

La tierra, un ecosistema en el que los seres vivos están conectados entre sí

Este cruce de caminos entre los dos grandes paisajes agrarios de la isla, el jable y La Geria, fue el lugar escogido para el mensaje que emitió la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) El Jable. Es un mensaje claro, lleno de sentido común, bien informado y cargado de esperanza. Pero también es un mensaje que nos llama a repensar nuestra relación con la producción agraria y a actuar con rapidez para cambiarla.

SAT El Jable nos invita a mirar la tierra como lo que es: un ecosistema en el que los seres vivos están conectados entre sí y dependen unos de otros. Este ecosistema, como todos los del planeta, se encuentra gravemente amenazado por el calentamiento global y el cambio climático, así que la humanidad debe actuar con decisión y rapidez. A nosotros y nosotras nos toca hacerlo desde aquí.

Una agro-ecología que se nutre de sabiduría ancestral y respeto a la tierra

Desde esa perspectiva, que es la correcta, la producción de alimentos debe hacerse conservando la biodiversidad y preservando los suelos. Por eso, la agricultura tradicional puede y debe hacer una gran aportación a nuestra soberanía alimentaria, y, al mismo tiempo, seguir manteniendo el paisaje. Además, este enfoque es el único que puede hacer rentable y atractiva la actividad agraria; el único, en definitiva, que puede atraer y fijar población joven al campo.

Ascención Robayna ha promovido e inspirado este libro para seguir sembrando conciencias sobre el camino que aguarda a la agricultura en el futuro, el único camino y el único futuro posibles: el de la sostenibilidad verdadera. Por su parte, Mariajo Tabar y Gerson Díaz han plasmado a la perfección el espíritu de la agro-ecología que tiene lugar en la isla, que se nutre de sabiduría ancestral y respeto a la tierra, pero que se abre a los avances del conocimiento científico.

La combinación entre tradición y modernidad, una receta exitosa

Hay que leer este libro, porque, entre otras cosas, nos recuerda que la combinación entre tradición y modernidad ha sido una receta exitosa en esta isla, y también debe conjugarse en la agricultura sostenible. Una combinación que avance hacia ‘otra isla posible’, como nos dice Ascención Robayna en su texto de presentación. Otra isla que propone cooperación frente a competencia; nosotros frente al yo; un proyecto de hombres y mujeres que cultivan y conservan los ecosistemas agrarios de secano y libre de productos químicos; que apuesta por la calidad y la diferenciación; que invita a pagar un poco más por alimentos sanos y saludables.

Posiblemente asistimos a algo más trascendente que la simple presentación de un libro. Más bien presenciamos un hecho fundacional, una auténtica declaración en favor de los ecosistemas agrarios de la isla realizada a través de un libro que habrá que situar entre los textos fundamentales de Lanzarote. Tiene toda la pinta de que puede llegar a significar para el sector primario insular lo mismo que ‘Lanzarote, arquitectura inédita’, de César Manrique, en su día, para la vivienda tradicional.

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