IGUALDAD

Mujeres futbolistas en Lanzarote, cae el penúltimo bastión de los varones

El fútbol femenino continúa rompiendo barreras y, a pesar de lo que aún queda por hacer, ellas ya se están haciendo un hueco en un deporte que ha sido territorio de los hombres.

Mujeres futbolistas en Lanzarote, cae el penúltimo bastión de los varones

El fútbol femenino lleva mucho tiempo labrándose su futuro. A pesar de que las mujeres han conseguido hacerse un hueco en este deporte de masas, la proyección de los equipos masculinos está todavía muy por encima. Con el tiempo han aparecido nuevos talentos, más competiciones, y un progresivo aumento de aficionados que indican que, por fin, el fútbol femenino ya no es un proyecto en duda, sino una realidad optimista que invita a confiar en su futuro.

A pesar de su novedosa popularidad, los comienzos del fútbol femenino datan de 1894, cuando Nettie Honeyball, una activista de los derechos de la mujer, fundó el primer club deportivo, British Ladies Football Club, momento en el que dos equipos de mujeres desafiaron las prohibiciones y las opiniones intolerantes de la época. Más tarde, en el transcurso de la Primera Guerra Mundial, utilizado como vía de escape, más mujeres comenzaron a interesarse y a practicar el que sería el deporte más importante del continente.

Como también ocurre en otros aspectos en los que está presente la mujer, el fútbol femenino, lejos aún de tener el alcance que sí posee el fútbol masculino, se topa con los obstáculos sociales y culturales que han puesto un enorme muro, impidiendo que la mujer quede plenamente integrada en este deporte.

Sin ir más lejos, uno de los ejemplos de la proyección de la mujer en el ámbito futbolístico es la canaria Sandra Hernández, una de las jugadoras con más influencia del país. La lanzaroteña, cuyo sueño era dedicarse al fútbol de manera profesional y formar parte del FC Barcelona, consiguió su objetivo tras años de lucha y sacrificio. Desde entonces, esta popular futbolista no ha dejado de crecer, hasta convertirse en una de las jugadoras con más proyección del país. Integrante también de la Selección Española, ha tenido la oportunidad de vivir experiencias inolvidables en el mundo del fútbol. Ha disputado diferentes partidos siendo, en muchas ocasiones, una de las más destacadas en el campo, algo que desean y por lo que luchan muchas otras mujeres.

El fútbol femenino llegó para quedarse; el número de jugadoras, equipos y aficionados continúa creciendo

Ante la necesidad de que el fútbol femenino cobre importancia, las fiestas de San Ginés incluyeron en su programa un Festival de Fútbol Femenino, celebrado el sábado pasado en el Parque Deportivo Puerto de Arrecife. Un evento novedoso en las fiestas de este año, cuyo fin sería fomentar el fútbol femenino, y con el que pretendían que todas aquellas jugadoras federadas y las que por primera vez se acercan a este deporte, pasaran una jornada diferente y no perdiesen la ilusión de seguir practicándolo.

Roy González, concejal de Deportes de Arrecife, aclaraba que “el propósito principal fue darle visibilidad al futbol femenino". Además, añadía, "este ha sido el primer paso para hacer un torneo femenino en las próximas Fiestas de San Ginés. Queremos que todas se animen, que participen”.

A pesar de su favorable evolución, aún queda un largo camino por recorrer. Si algo está claro, es que el fútbol femenino llegó para quedarse y que el número de jugadoras, equipos y aficionados continúa creciendo. Sin embargo, las diferencias entre ambos géneros en este deporte, continúan siendo abismales.

Como ocurre con otros asuntos, este deporte debe alejarse del citado ‘machismo’, dando la posibilidad de que el fútbol femenino aproveche el impulso actual para cobrar protagonismo. Claro que no solo es cuestión de visibilidad, sino de remuneración. En el mundo del fútbol también se da la famosa brecha salarial con la que se tiene que lidiar en muchos empleos. Son muchos los jugadores que viven exclusivamente del fútbol, sin embargo, difícilmente una mujer puede jactarse de esto mismo. Debido a la poca aceptación e incluso, a veces, indiferencia hacia las mujeres que practican este deporte, son los aficionados quienes tienen parte de culpa, sino toda, de esto.

Tras años de quejas y acciones sindicales, las negociaciones del Convenio Colectivo para el fútbol femenino continúan bloqueadas. Este Convenio les aseguraba un salario mínimo, el cobro total del sueldo durante las lesiones y la protección durante los embarazos.

Probablemente si no fuese por estas distinciones, serían muchas menos las mujeres que dejasen su sueño a medio cumplir, o muchas más las que se animasen a practicar este deporte. El futuro que le espera al fútbol femenino no puede saberse con certeza, pero todos los datos invitan al optimismo. Hay esperanzas, tras el progreso experimentado estos años, de que sean más las mujeres jugando al fútbol y las personas que estén pendientes de ellas.

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