La agonía del campo

La superficie cultivada en Lanzarote sigue cayendo lentamente

Cultivo de vides en La Geria
Cultivo de vides en La Geria
El dilema es que el turismo exige un agro auténtico y en perfecto estado de revista, pero, paradójicamente, no paga por los cuidados que requiere el edén lanzaroteño
La superficie cultivada en Lanzarote sigue cayendo lentamente

Lanzarote cuenta con una superficie de 84.600 hectáreas, pero su espacio agrícola ocupaba unas 2.878 hectáreas en 2021. Eso significa que únicamente el 3,4% de la superficie de la isla está cultivada. Y, de ella, más de la mitad son viñedos y solo la cuarta parte son cultivos de regadío.

Estas cifras expresan que la superficie cultivada en Lanzarote sigue cayendo lentamente años tras año, sobre todo si tenemos en cuenta que hace poco más de treinta años, en 1990, la superficie cultivada ascendía a 4.695 hectáreas. EL GRAN

ATRACTIVO DE LANZAROTE ES SU PAISAJE

En los años sesenta del siglo XX, cuando Lanzarote se abre al mundo y el paisaje agrícola causa asombro por su originalidad y belleza, la superficie cultivada era casi cuatro veces mayor y la población residente cuatro veces menor. Pasó lo mismo que en otros muchos lugares: dada su baja rentabilidad y las malas condiciones de vida que ofrecía, la gente abandonó el campo y el sector primario fue perdiendo peso en favor de otros sectores económicos.

El gran atractivo de Lanzarote es su paisaje. Éste se debe a la acción de los volcanes, de una parte, y a la intervención de los agricultores, de otra, y que ha sido tradicionalmente respetuosa con el entorno. Pero el territorio agrícola va a menos.

Su mano de obra se encuentra envejecida, el sector genera rentas muy bajas, el trabajo es duro, los jóvenes no encuentran motivos para dedicarse a una agricultura que está siendo mantenida en buena medida por quienes se dedican a ella a tiempo parcial y de manera no profesional.

AUMENTAR Y EXTENDER LAS AYUDAS AGRARIAS

Sin embargo, la agricultura tradicional es clave por su contribución al mantenimiento del equilibrio paisajístico, y ello es importante en términos tanto de calidad de vida como del impacto positivo que ocasiona en la actividad turística y la biodiversidad.

Pero el dilema es que el turismo exige un agro auténtico y en perfecto estado de revista, pero, paradójicamente, no paga por los cuidados que requiere el edén lanzaroteño. Por otro lado, ya nadie discute que avanzar en la soberanía alimentaria resulta esencial para reducir la dependencia del exterior en un escenario de emergencia climática global.    

La crisis climática y energética aconsejan disponer de un sector primario capaz de abastecer, en la mayor medida posible, el mercado interno reduciendo cuanto más mejor la dependencia casi total del exterior. Para ello, resulta imprescindible aumentar y extender las ayudas y el apoyo que recibe La Geria hacia los restantes paisajes agrarios singulares existentes en la isla.

Con el apoyo adecuado, el sector agrario tiene reservado un papel estratégico hacia el futuro inmediato. De un lado, para mantener el paisaje agrario por razones estéticas y culturales, y, de otro, para aumentar y diversificar la producción agrícola local, así como su productividad, con el fin de nutrir lo más posible a la población local y turística reduciendo, a la vez, la extraordinaria dependencia alimentaria del exterior.

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