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Luz verde a la Casa de la Sal, el museo que irá en las Salinas de Janubio

Obra del prestigioso arquitecto Alberto Campo Baeza, la pieza se distribuye sobre una superficie de casi 1.500 metros cuadrados y consta de tres cuerpos.
El Centro de Interpretación de las Salinas de Janubio o Casa de la Sal está a punto de concluir su tramitación. Aunque obtuvo licencia urbanística en su día tras un largo proceso, el proyecto ha sido sometido a una serie de mejoras, por lo que reinició la tramitación de los permisos y autorizaciones, que están a punto de concluir tras el último informe del Cabildo. El Centro de Interpretación de las Salinas de Janubio lleva la firma del prestigioso arquitecto Alberto Campo Baeza y es una iniciativa privada de Salinas de Janubio, SL, la propietaria mayoritaria.
La pieza se distribuye sobre una superficie de casi 1.500 metros cuadrados y consta de tres partes diferenciadas: la sala de acogida de visitantes que contempla una tienda, el Centro de Interpretación propiamente dicho y un restaurante-cafetería. El último trámite que queda pendiente es el otorgamiento de una nueva licencia urbanística por parte del Ayuntamiento de Yaiza, una vez emitidos los informes preceptivos y que son favorables.
En la actualidad, Janubio cuenta con una Bodega de la Sal, que es a las Salinas lo que una bodega de vino a un viñedo. A la Bodega de la Sal se accede desde el desvío asfaltado y definido por un portón de acero cortén obra del escultor Eduardo Manrique. Una simpática pieza, que se debe al artista Pedro Tayó, indica la presencia de esta instalación, que, además de almacenar, envasar y empaquetar la sal, ejerce de punto de venta de los productos de las Salinas. Abajo, otra pieza escultórica recuerda el dibujo de una Artemia salina que realizó César Manrique.
Carlos Padrón Lleó prosigue con la producción de sal, como antes hicieran sus padres
Las Salinas de Janubio se empezaron a construir en 1895 y son las más extensas de Canarias. Su producción a pleno rendimiento alcanzó unas 10.000 toneladas de sal. Hoy, su situación ha cambiado por el declinar de la pesca, la generalización de las técnicas de frío y la especialización económica de la isla en el turismo, lo que ha ocasionado que la producción haya disminuido al 20%. Carlos Padrón Lleó, de Salinas de Janubio, SL, prosigue con la producción de sal como antes hicieran sus padres, el único con sigue con esta tradición familiar.
El Parlamento de Canarias las declaró Espacio Natural Protegido en 1987, declaración que fue ratificada en 1994, con la categoría de Sitio de Interés Científico. Las Salinas reúnen una serie de valores paisajísticos y ecológicos que, junto a la complejidad y originalidad de su arquitectura, las convierten en uno de los ingenios salineros de mayor interés mundial. Cuentan con una laguna de agua de mar que se formó de manera natural debido a las erupciones de Timanfaya, y alrededor de la cual se distribuye el ingenio salinero. Desde esta gran charca central irradia el entramado geométrico que da forma a las salinas.
La sal marina se recoge en tiempos soleados y la zafra discurre entre los meses de abril a octubre, dependiendo de la climatología. La época invernal se aprovecha para trabajos de limpieza y mantenimiento de tajos y cocederos. El resultado es una sal natural, sin conservantes ni aditivos. La sal de Janubio es 100% marina procedente del Atlántico, goza de las mejores propiedades y es de gran calidad. Se envasa en diversos formatos que van desde los 100 gramos a los 20 kilogramos, incluyendo botes de la apreciada flor de sal.
Campo Baeza, arquitecto de la sal
Alberto Campo Baeza (Valladolid, 15 de octubre de 1946) es catedrático de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de Madrid desde 1986. Ha sido profesor en la ETH Zúrich, EPFL de Lausanne y PENN de Philadelphia, así como en Dublín, Ithaca, Nueva York, París, Nápoles, Kansas y Washington. Su obra ha sido ampliamente premiada, divulgada y publicada tanto en libros como en revistas de arquitectura. Ha expuesto en los más prestigiosos centros de las más importantes ciudades del mundo.
En 2012 fue nominado para el Premio Mies van der Rohe por el edificio de Oficinas para la Junta de Castilla y León en Zamora, y recibió el Premio a la Excelencia Docente de la Universidad Politécnica de Madrid. En 2013 recibió la Heinrich Tessenow Gold Medal de la Tessenow Society, el Arnold W. Brunner Memorial Prize de la American Academy of Arts and Letters, el International Award Architecture in Stone de Verona.
En 2015 fue galardonado con el BigMat Awards Berlín y con el Premio de Arquitectura Española Internacional (PAEI 2015). En 2018 ha sido nombrado doctor honoris causa por la Universidad CEU San Pablo y ha recibido el Premio Piranesi de Roma por su trayectoria. En 2019 ha sido elegido Honorary Fellow por el American Institute of Architects. Es Académico de número de la Sección de Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de España desde el año 2014, e International Fellowship del Royal Institute of British Architects (RIBA).