La reconexión de Naos y el Charco, la promesa más recurrente en los programas electorales

Charco de San Ginés- Puerto de Naos, Arrecife.
Charco de San Ginés- Puerto de Naos, Arrecife.

Parece que, en teoría, nada impediría conectar la ensenada de Naos con el Charco, a pesar de que, en ciertas épocas, aún se desaconseja el baño

La reconexión de Naos y el Charco, la promesa más recurrente en los programas electorales

La reapertura de la conexión marina entre El Charco de San Ginés y Puerto de Naos, recuperando la circulación y renovación interior de sus aguas, es una vieja aspiración desde hace varias décadas. Raro es el partido político que no incorpora esta promesa en sus programas electorales cada cuatro años, prácticamente desde que tuvieron lugar las primeras elecciones municipales de la reciente democracia española.

El muro, que actúa a modo de dique de contención, es en realidad el tramo de la calle Olof Palme que conecta el Islote del Francés con tierra firme, desembocando junto a la Residencia de la Escuela de Pesca por el poniente. En su día, en los años sesenta del siglo pasado, se instaló este relleno para impedir la conexión de ambas láminas de agua, ya que se habían convertido en sendas pocilgas. El hedor era insoportable y estaba en juego la salud de la población.

Cuando se planteó rellenar el Charco

El Charco era el pozo negro de las viviendas situadas en sus inmediaciones y Naos era la cloaca de las industrias conserveras instaladas en sus cercanías. De un lado, se producían vertidos directos de aguas grises y negras al Charco de San Ginés, así como filtraciones de pozos negros. La laguna casi idílica que hoy conocemos era un espacio repugnante. De otro lado, en la bahía de Naos se producían los vertidos de las industrias de transformación de pescado, incluyendo los productos químicos utilizados para desatascar las tuberías de la presencia de restos sólidos. Al final, se cortó la conexión entre las dos sentinas, porque no eran otra cosa. 

La situación era tan dramática que, para ponerle remedio, un alcalde de la época, Rogelio Tenorio, regidor entre 1970-1974, se planteó rellenar el Charco y convertir su superficie en un gran aparcamiento de coches. Afortunadamente, no fue así. Con el paso del tiempo aquella situación remitió debido a la implantación de la red de alcantarillado, la desaparición de la flota pesquera de altura y, con ella, el cierre de las fábricas conserveras y, por último, la extensión del tratamiento de las aguas residuales.

Ensanchar la boca de Juan Rejón

El desarrollo económico y social alcanzado de la mano del turismo hizo el resto. Hoy, esta zona es de las más atractivas de la ciudad y con mayor proyección de futuro, sin embargo, alrededor de medio siglo más tarde, la cerradura sigue en pie. Al mejorar la situación ambiental de los dos espacios, se ha propuesto en varias ocasiones su reconexión, una vieja aspiración formulada por amplios sectores de la sociedad arrecifeña, desde pescadores de bajura y residentes de la zona a historiadores, ecólogos o poetas. La idea básica consistiría en acometer dos medidas.

La primera sería ensanchar la Boca de Juan Rejón para facilitar la circulación de las aguas en el interior de la bahía de Naos. Es decir, ensanchar la antigua entrada o salida a la dársena de Naos antes de que se construyera el dique del mismo nombre. En sus inicios, las excepcionales condiciones naturales de Naos la convirtieron en un fondeadero donde se resguardaban los veleros de mayor porte y calado. Antes de construirse el dique de Naos, la entrada principal a esta bahía se encontraba casi pegada al Islote del Francés, entre la Baja del Perejil y el Islote de Las Cruces, donde se asienta el dique. En esta zona se encuentran unas aberturas que conectan la bahía con el mar abierto. La idea, por tanto, sería ampliarlas.

En teoría, ya no se producen filtraciones hacia el Charco

La segunda medida consistiría en transformar en un puente el actual relleno sobre el que discurre el tramo de la calle Olof Palme ante citado. De esta forma, al recuperar la circulación natural de las mareas, se renovarían a diario las aguas tanto del Charco como de la rada de Naos, mejorando su calidad para que prospere la vida marina y la valiosa avifauna a ella asociada.

A favor juega que la ensenada de Naos ya fue dragada con motivo de la construcción del puerto deportivo Marina Lanzarote, siendo evidentes la mejora de sus aguas y el florecimiento de la flora y fauna marinas. Parece que, en teoría, nada impediría conectarla con el Charco, donde, sin embargo, en ciertas épocas aún se desaconseja el baño porque los parámetros estéticos superan los límites establecidos.

Por otro lado, aunque hace años que se sellaron los pozos negros en las casas situadas en su perímetro y, supuestamente, ya no se producen filtraciones hacia el Charco, habrá que seguir esperando a que, algún día, ambos vuelvan a su estado original: la reconexión de estas dos láminas abrigadas de agua y la circulación interna de las mareas.

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