Día grande en Guatiza, el pueblo del Cristo de las Aguas que fue encontrado en el mar

Iglesia de Guatiza.
Iglesia de Guatiza.

El Cristo de las Aguas fue encontrado en el mar cuando, probablemente, su destino inicial era América y, con él, trajo consigo la anhelada lluvia en años de sequía

Día grande en Guatiza, el pueblo del Cristo de las Aguas que fue encontrado en el mar

14 de septiembre, día grande en Guatiza, el pueblo del Cristo de las Aguas que fue encontrado en el mar. Mª del Carmen Villalba Rodríguez es la persona a la que la Comisión de Fiestas designó para leer el pregón del Cristo de las Aguas 2023 que concluyen formalmente este jueves. La lectura tuvo lugar hace unos días. Nacida el día de Santa Ana, la pregonera vio la luz en Guatiza en 1933, en la casa de su abuela materna y que conocían por la casa de tía Rafaela.

A partir de los 15 años de edad, Mª del Carmen Villalba Rodríguez empezó a trabajar limpiando tabaco, su primer trabajo, por el que le pagaban 2 pesetas diarias y al que dedicaba desde la mañana, cuando aclaraba el día, hasta el mediodía que sonaban las campanas. Hasta los 25 años siguió con el tabaco, pero con su padre, que plantaba en sus fincas de la Cerca y también era medianero.

Una vida sencilla y sacrificada, pero bien vivida

La pregonera rememoró que, por aquellas fechas, por las tardes y durante dos años, iba caminando a Mala con las chicas del pueblo a aprender a coser en casa de Margarita Placeres y, más tarde, en Guatiza con Teresita Fernández.

Misa y, a la salida, piano y baile en La Unión, los momentos inolvidables por San Juan en la playa, los ensayos del Rancho de Pascua, su matrimonio, los años en Teseguite, la vuelta de regreso al pueblo, la crianza de los hijos, el trabajo el tabaco y la cochinilla, el cultivo de granos y papas, y, el paso de los años de una vida sencilla y sacrificada, pero bien vivida, la de Mª del Carmen Villalba Rodríguez, como tantas otras mujeres en el medio rural de Lanzarote en aquellos años.

Ayer, 13 de septiembre, víspera del Cristo de las Aguas, tuvo lugar la romería en su honor, uno de los actos más importantes del programa de festejos de Guatiza. Alejados del bullicio de otras celebraciones insulares, vecindad y visitantes se enfundaron en sus trajes tradicionales y recorrieron las calles del pueblo acompañados de algunas carretas engalanadas para la ocasión, un recorrido amenizado por diferentes parrandas.

La imagen del Cristo lleva la factura de la escuela sevillana

La devoción al Cristo de las Aguas está vinculada a la aparición de una escultura de un Cristo crucificado que el mar condujo a la orilla en la Caleta del Riadero, en Los Cocoteros, a mediados del siglo XIX. Un vecino divisó un bulto que flotaba y que parecía el cuerpo de una persona, pero, al recuperarlo, se dio cuenta de que se trataba de una talla religiosa. Se la llevó consigo al pueblo, y, a partir de ese momento, empezó a llover en Guatiza después de varios años de sequía.

La imagen del Cristo lleva la factura de la escuela sevillana, aunque se desconoce su autoría. En Sevilla hay una Hermandad de las Aguas que data del XVII, una cofradía penitencial establecida en esta ciudad y que forma parte de su célebre Semana Santa. El caso es que el Cristo de las Aguas fue encontrado en el mar cuando, probablemente, su destino inicial era América y trajo consigo la anhelada lluvia.

La iglesia de Guatiza se edificó en honor del Cristo de las Aguas y se terminó de construir en 1896. Responde al mismo diseño que la iglesia de la Veracruz, en la Villa de Teguise, y el piso, las columnas y los arcos son de cantería.

¿Guatiza o Guatisa?

Sobre el topónimo que da nombre a la localidad “pesa la frecuente mala escritura de ‘Guatiza’, por interpretar que en la realización oral dialectal existe un caso de seseo”, según Trapero y Santana en su Toponimia de Lanzarote. A su juicio, es una interpretación falsa, pues el término es de origen prehispánico y tanto naturales de Lanzarote como del resto del archipiélago han pronunciado sólo y siempre ‘/watísa/’. “Por ello debe escribirse como suena, ‘Guatisa’, en respeto escrupuloso a su verdadero nombre, sentencian.
Trapero y Santana aseguran que esta falsa escritura con ‘z’ es de implantación moderna, pues en todas las escrituras antiguas del topónimo, desde las Actas del Cabildo del siglo XVI, pasando por las citas que del lugar se hacen en el siglo XVIII, tanto en la cartografía —por ejemplo, Riviere, en 1741— como en los libros históricos —por ejemplo, Viera, en 1772—, hasta llegar a la documentación de finales del XIX y principios del XX —por ejemplo, en Bethencourt Alfonso—, aparece escrito como ‘Guatisa’.

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