Santoral

San Roque: santo, ermita y día grande en el municipio de Tinajo

Foto: Archivo
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Santo protector de toda clase de epidemias, de peregrinos, enfermeros, cirujanos o cánidos, entre otros, Roque y su inseparable perrito habitan en la ermita del siglo XVII

San Roque: santo, ermita y día grande en el municipio de Tinajo

16 de agosto, día grande en Tinajo. Aquí se rinde culto a un santo francés nacido en Montpellier, como hace Arrecife con San Ginés, aunque de Clermont este último. Santo protector de toda clase de epidemias, de peregrinos, enfermeros, cirujanos o cánidos, entre otros, Roque y su inseparable perrito habitan en la ermita construida en la segunda mitad del siglo XVII y que se convierte en parroquia a finales del XVIII. 

El templo consta de dos naves desiguales, que obedece a la techumbre a dos aguas, y una sacristía con techo a cuatro aguas, además de otras dependencias. En la parte trasera se eleva el coro de piso de madera con balaustrada, formando una segunda planta, y la techumbre es mudéjar. El interior del edificio alberga un conjunto de arcos de medio punto y columnas toscanas. 

La ermita es BIC con la categoría de Monumento

Sus valores arquitectónicos y los bienes muebles que alberga la han hecho merecedora de su declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Monumento, además de acoger en su interior obras de destacados escultores canarios del XVIII, como Luján Pérez y Fernando Estévez. Vinculados a la declaración de BIC hay una relación de bienes muebles entre los que se encuentran pinturas y esculturas, el púlpito, la pila se agua bendita, crucifijos, la pila bautismal y el retablo del altar mayor de carpintería y pintura de tipo barroco. 

La palabra Tinajo es una voz de indudable origen guanche, con el comienzo ‘ti(n)’ tan característico del bereber, y que, sin embargo, otros autores la creen procedente del vocablo castellano tinaja —aljibe pequeño—, según la ‘Toponimia de Lanzarote’ de Maximiano Trapero y Santana Martel. En todo caso, del topónimo Tinajo, como poblado, al igual que la propia ermita de San Roque, se da cuenta por vez primera después de las erupciones de Timanfaya, aunque no se puede asegurar que no existiera antes.

El BIC delimita asimismo un entorno de protección que afecta a la plaza de San Roque, una zona del caso urbano en la que residen unos 300 vecinos en viviendas de una y dos plantas. Las campanadas repican sólo para los vecinos y, como es natural, no las da el viejo reloj de sol que luce en lo alto de la fachada principal del templo. Este reloj es de los más antiguos de Canarias y las iniciales y el apellido del autor, F.R. Fernández, permanecen grabadas sobre el artefacto que fue construido en madera y pintado de blanco.

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