FIESTAS DE SAN BARTOLOMÉ / ENTREVISTA

Elisa Corujo, una médico en el mundo de los ancianos

Especializada en Geriatría, la pregonera de las Fiestas de San Bartolomé de 2019 tuvo claro desde joven que quería dedicarse a los cuidados en el campo de la salud.

Elisa Corujo, una médico en el mundo de los ancianos

Especializada en Geriatría, la pregonera de las Fiestas de San Bartolomé de 2019 tuvo claro desde joven que quería dedicarse a los cuidados en el campo de la salud. Elisa Corujo Rodríguez es una médico que rebosa humanidad y que se desenvuelve en el mundo de los ancianos.
 
Nació en el pueblo de San Bartolomé y se formó en Medicina y Cirugía en la Universidad de La Laguna (1977-1983), como muchos estudiantes de aquella época. Es posible que sea la primera mujer médico del pueblo. Realiza su Tesis Doctoral en 1991 en la Universidad de La Laguna y es Máster en Bioética.
 
“Sentí el abrazo del reconocimiento, el abrazo a una vecina del pueblo”
-¿Cómo surgió la posibilidad de que fuera usted designada para leer el pregón de las Fiestas de San Bartolomé?
-En los últimos meses, la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de San Bartolomé ha contactado conmigo para ver la posibilidad de llevar a cabo actividades relacionadas con el mundo de los ancianos con dependencia. A partir de este encuentro, ha surgido la familiaridad en la comunicación, más cuando nos reconocemos como vecinos y vecinas. Una tarde,  Alexis Tejera, el alcalde, me llama para proponerme el encargo. Un encargo tan especial que fue imposible la negación. Sentí el abrazo del reconocimiento, el abrazo a una vecina del pueblo que, como tantos otros, tiene su visión de las vivencias experimentadas en el pueblo con sus espacios y vecinos.
 
-¿Qué supone para usted pregonar estas Fiestas?
-Pregonar unas fiestas es un gran honor que llevaré siempre en mi corazón. Abrir un espacio para el disfrute de actividades, contando como lo hemos experimentado con el paso de los años, es muy agradable. Es el honor de representar a una comunidad, una comunidad de vecinos muy querida que me vio crecer y formarme en la labor que en este momento llevo a cabo. Este encargo me ha hecho recordar muchos momentos vividos. Momentos muy emotivos con sus logros y dificultades para seguir adelante y construir el momento actual.
 
-¿Qué espera, a diferencia de otros años, de las fiestas de su municipio?
-Cada momento es único y lo vivimos con sus particularidades. Uno conduce al otro y cada uno va construyendo la cadena de esta vida. Siento que este tiempo que nos ha tocado vivir es un tiempo de maduración en muchos sentidos: social, económico, político. Siento la ilusión al poder llevarse a cabo distintas actividades institucionales con el fin de buscar un mayor bienestar social para las personas con gran dependencia, para las personas con carencias de recursos y que sufren la carga que produce dificultades de salud cronificadas.
 
“La vida me regala tener una profesión en la que el sentido del cuidado es muy amplio”
-¿Cómo ha vivido y vive usted las fiestas?
-Todos los años vividos en el pueblo he sentido que cuando las fiestas se aproximaban existía alegría, sus vecinos preparaban para recibir el día del patrón y los espacios se embellecían. Pienso que en el momento actual este sentimiento continúa estando vivo, pues la magia que envuelve a una comunidad viene dada por los actos que aúnan a sus vecinos. El Ayuntamiento de San Bartolomé así lo propicia.
 
-¿Podría hablarme de su experiencia como vecina de San Bartolomé?
-He nacido en San Bartolomé. Mi juventud ha estado ligada al pueblo, así como mi corazón. Cuando pude tomar conciencia de vida, de proyección, en los años 70-80, Lanzarote se encontraba en un tránsito trepidante. La evolución social, cultural, económica y política condujo a una mayor expansión que nos ha permitido una mayor formación y conocimiento. He vivido el tiempo de  mayor de apertura en todos los sentidos, en el que las necesidades han de dejado de ser las tradicionales para buscar espacios de crecimiento personal y profesional, y así situarnos en el momento actual.
 
-Es usted geriatra y no sólo se ocupa del aspecto médico, sino también de aspectos sicológicos y sociales que habitualmente acompañan el proceso que conlleva la enfermedad. ¿De qué forma afronta estas situaciones?
-Desde mi juventud tenía claro que quería dedicarme a los cuidados en el campo de la salud. La vida me regala tener una profesión en la que el sentido del cuidado es muy amplio. La geriatría es una especialidad que, en mi tiempo de formación, no existía. Hemos ido creciendo en su conocimiento desde que se hizo visible. Se define como la especialidad que da atención al anciano en todas sus vertientes. Es el  paciente geriátrico su campo más amplio de acción. 
 
-Qué problemas tienen en común los ancianos en Lanzarote? 
-Estas personas se caracterizan por presentar dificultades funcionales, cognitivas, gran carga de problemas de enfermedad y muchas veces sin los recursos socio-familiares adecuados. Es en esta especialidad donde se busca la función dentro de las secuelas de las enfermedades crónicas que la vida ha ido dejando. Como comento muchas veces, ya no son tanto los problemas de salud como la naturaleza del envejecimiento individual de cada persona. Es aquí donde debemos valorar y objetivar los recursos necesarios para que el deterioro no continúe acentuándose.
 
“Ancianos: estar, escuchar, conciliar, tratar lo tratable y amparar muchas de sus necesidades para que los cuidados sean dignos”
-¿En qué se puede mejorar la asistencia a los ancianos? 
-El anciano presenta una gran vulnerabilidad, pues pequeños eventos en su estado de salud pueden producir gran pérdida de su capacidad funcional, y con ello una gran tendencia a la institucionalización. Así podemos observar que ancianos, previamente sanos, que ingresan en los hospitales, al alta presentan gran incapacidad, y muchos de ellos no logran volver a su estado basal. Es por ello necesario que exista, en el marco hospitalario, fisioterapia de mantenimiento funcional con el fin de evitar la inmovilidad y con ello prevenir la discapacidad permanente al alta.
 
-¿Y qué papel juega la familia?
-Los problemas socio-familiares en el anciano los considero un problema de salud, pues el sostén de los cuidados no se tiene. Es por ello que muchos ancianos y familias acuden de forma reiterada al servicio de urgencias buscando un respiro a sus dificultades. Es preciso valorar de forma global qué necesidades socio-familiares presenta nuestra población para que un anciano no perezca en el intento de buscar apoyo a sus necesidades socio-sanitarias. Si esto ocurre, el estado de bienestar de la comunidad se convierte en insalubre.
 
-Realiza una gran labor que no todo el mundo está dispuesto a ejercer. ¿Considera que es algo a lo que se debe dar mayor normalidad de la que actualmente se le da?
-La labor que llevo a cabo en todo este tiempo no ha mermado mi implicación y la ilusión de continuar luchando en busca de un mejor manejo de la atención al anciano en nuestro ámbito. Ello se debe a que, en el anciano, con una mínima actuación en sus necesidades  conseguimos grandes logros en su salud: estar, escuchar, conciliar, tratar lo tratable y amparar muchas de sus necesidades para que los cuidados sean dignos. Es necesario cambiar actitudes, con el fin de dar el mejor remedio a los problemas globales que el anciano presenta. Y pensar que todos vamos a llegar a ser mayores, si la vida nos regala años de vida.
 
-Pero aún queda tarea por hacer…
-La tarea es de todos. No cabe duda que la implicación de los gestores hace que la sensibilidad de los profesionales se logre en mayor medida. Después de ver y valorar a ancianos con  grandes dificultades en los domicilios, muchos de ellos en estado de gran insalubridad,  quiero hacer un llamamiento a las instituciones para que logren dar soluciones ágiles a las necesidades que una persona mayor sin recurso  presenta, pues su sufrimiento es nuestro sufrimiento.

 

Elisa Corujo Rodríguez, en pocas palabras

Elisa Corujo Rodríguez nació en el pueblo de San Bartolomé. Se formó en Medicina y Cirugía en la Universidad de La Laguna (1977-1983), como muchos estudiantes de aquella época. Es posible que sea la primera mujer médico del pueblo. Realiza su Tesis Doctoral en 1991 en la Universidad de La Laguna y es Máster en Bioética.
 
Trabaja y se forma en Geriatría desde el año 1985. Su primer centro de trabajo durante 25 años (1985-2010) fue el Hospital Insular de Lanzarote, donde participa en la creación de los niveles asistenciales en la atención al anciano con que cuenta el centro. 
 
Su centro de trabajo actual es el Hospital Dr. José Molina Orosa, donde lleva a cabo la atención al anciano en la Unidad de Ortogeriatría del Servicio de Traumatología. Entre 2013 y 2018 llevó el desarrollo del programa de atención al anciano con fragilidad avanzada en la comunidad con los equipos de Atención Primaria, programa que la actualidad lleva el Hospital Insular.
 
Ha sido secretaria hasta 2018 y vicepresidenta hasta el momento actual del Comité de Ética Asistencial el Área de Salud de Lanzarote. Forma parte del Patronato de la Fundación César Manrique.

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