ANÁLISIS
La isla de las rotondas: una cada 4 kilómetros
Esta es una isla de extremos y, por ello, no es menos que nadie cuando se apunta a hortera, como cuando le dio por implantar rotondas.
En Lanzarote, como en el resto del país, las rotondas proliferan en la red de carreteras, la ciudad y su conurbación, las zonas turísticas y los pueblos, y se han convertido en uno de los símbolos contemporáneos del despilfarro de dinero público. En la isla todavía se conoce como Míster Rotonda a un político, hoy en la reserva -presumiblemente activa-, cuyo sobrenombre le viene por su innegable predilección por esta solución para ordenar el tráfico y, al parecer, por el gusto que le cogió al cobro de suculentas comisiones.
El enfermizo brote de rotondas en España discurrió en paralelo a la expansión de la burbuja inmobiliaria. De hecho, en el imaginario colectivo una rotonda era y es garantía de la existencia de interés y respaldo público de una promoción inmobiliaria. Por eso, tienen más que ver con las consecuencias de la burbuja inmobiliaria que con la circulación rodada. Y precisamente por eso, pasaron décadas en un plano de discreción desde que el arquitecto francés Eugène Hénard proyectara en París las primeras glorietas urbanas. De hecho, hasta principios de los noventa apenas se conocía esta solución urbanística pero, ahora mismo, se calcula que hay más de 20.000 rotondas en el conjunto del estado. Y, todo sea dicho, buena parte de ellas adornadas con un esperpento con coartada artística.
“En estos momentos hay más de 100 rotondas en la isla, una cada cuatro kilómetros”
Lanzarote, es una isla de extremos y, por ello, no es menos que nadie cuando se apunta a hortera, como cuando le dio por implantar rotondas. En estos momentos hay más de 100, perfectamente visibles en MapBox, una de las empresas más innovadoras en el mundo en cartografía digital y que se ha tomado la molestia de ubicar las rotondas existentes en el planeta. Esta compañía ha aprovechado la potencia de su software y la base de datos de OpenStreetMap para elaborar el mapa de las rotondas del mundo. Vete y mira, para que te partas.
El dato no es baladí, ya que en la isla existen más de 450 kilómetros de carreteras. Echa cuentas: sale a una rotonda cada cuatro kilómetros, más o menos, contando las situadas en los núcleos urbanos. Por esta red y sus rotondas circulan en la actualidad 120.000 vehículos, más de cuatro millones de usuarios anuales del trasporte público y los tres millones de turistas que nos visitan cada año. En esas mismas rotondas y en la red viaria mueren anualmente una decena de personas en accidentes. Por eso, los defensores de las rotondas suelen recurrir al argumento de la fluidez en la circulación y la seguridad vial para justificar la necesidad de su construcción. Son más prácticas que un simple stop, dicen, y reducen los siniestros de manera significativa. Eso dicen. La próxima se construirá en el cruce de los Jameos del Agua.
“Es raro tropezar con una rotonda que carezca de una escultura, y las hay para todos los gustos”
Otro aspecto de estos diseños es la dimensión artística. En ellos se detuvo Manrique para señalar algunos hitos en el paisaje con sus Juguetes del Viento, y, de alguna manera, convirtió las carreteras de Lanzarote en un museo al aire libre. Por eso, es raro tropezar con una rotonda que carezca de una escultura, y las hay para todos los gustos y de todas las calidades. Son las nuevas salas de exposiciones para exhibir obras, sobre un tapiz de rofe, ya que por ellas pasa muchísima gente y permiten dar a conocer o revalorizar a los artistas, además de cobrar por la pieza, claro. Algunas de ellas no dan el nivel mínimo exigido, todo sea dicho.
Llegados a este punto, ¿cómo llamarlas, glorietas o rotondas? En su aspecto lingüístico, si acudes al diccionario no te vas aclarar demasiado, ya que apenas hay diferencia entre ambas. La primera define una plaza circular y la segunda sirve también para determinar una plaza, pero matizando que en ella confluyen calles. El Reglamento General de Circulación disipa todas tus dudas. Glorieta es la intersección en sí y rotonda es el dibujo central que posibilita el establecimiento de los carriles en anillo. Pues vaya… A nuestro político aficionado a ellas no se le conocía por Míster Glorieta, lo cual ofrece una pista sobre el uso más común del término -y el porqué de la proliferación de las rotondas-.