Peatonalización e improvisación. Calle Hermanos Zerolo

Peatonalización e improvisación. Calle Hermanos Zerolo

Los hermanos Zerolo fueron miembros de una familia de Arrecife, tres de cuyos integrantes destacaron, uno  como académico de la Real Academia de la Lengua Española, otro en medicina y el tercero como escritor, según documenta  en un estudio sobre los nombres de las calles, su autor, Lorenzo Lemaur. La vía, denominada, anteriormente como Miraflores, es objeto de una intervención de peatonalización que si en algo viene destacando es en la dilación de las obras que se acometen.
 
Criterios ambientales, comerciales, de calidad de vida... Tan importante es peatonalizar que, desde una perspectiva turística, las ciudades que no cuentan con vías con esas características resultan definitivamente anticuadas. La devolución de la calle al peatón es el beneficio final, pues hasta ese momento fue relegado a mero espectador de un circuito automovilístico.
 
Las plazas duras son auténticos monumentos al desprecio a la población
Los efectos negativos han sido también estudiados, principalmente cuando la peatonalización afecta a un conjunto histórico, pues la nueva forma de vivir esas calles desplaza a los residentes, otorga un fin comercial a todos los inmuebles y, en ocasiones, impide la convivencia de los usos hosteleros y los residenciales. Finalmente, todos usan la calle pero nadie vive en ellas. La ciudadanía se realoja en otras vías alejadas sin espacios peatonales. Entonces, las calles peatonales devienen sólo en polo de atracción turística, pues los residentes se han mudado.
 
Todo parece inventado en este tipo de actuaciones, y todo tipo de experiencias se han trasladado a este modelo de calles. En demasiadas ocasiones, el suelo es el lienzo de ocurrencias, veleidades y patrañas. Desde las plazas duras, auténticos monumentos al desprecio a la población, hasta las tonterías en forma de muros y pirámides que tienen su mejor exponente en Hermanos Zerolo,  parte de un itinerario peatonal que comienza en el centro histórico. Resulta importante destacar este he hecho, el del itinerario, en el que parece que nadie ha reparado.
 
Nunca he conocido criterio alguno más que la improvisación y el derroche
Cada intervención realizada en Arrecife en distintos momentos carece de conexión estética alguna, de criterio común para todas ellas. Las soluciones de pavimento, de ajardinado o arbolado, la elección de la forma de iluminar y, en su caso, la falta de homogeneidad de luminarias y de mobiliario urbano, resultan desconcertantes. Si la política municipal de los próximos años va a continuar ampliando ese circuito, como cabe esperar y desear, ya va siendo hora de que el Ayuntamiento establezca unos criterios de intervención que rija para las vías peatonales con continuidad espacial. De ese modo, el Cabildo, promotor de estas obras, no tendría que apadrinar estas borracheras creativas que nada aportan, y el Ayuntamiento no tendría que tragarse que un tercero haga según qué cosas, e impida a la Alcaldía incluso opinar.
 
Pongo por caso alguna sugerencia  para considerar: convendría pensar en una iluminación cenital en las calles peatonales, esto es, dispuesta en tensores con la luminaria en el punto medio de las vías. Con ello se libera el suelo de tropezones visuales, se evita el mantenimiento de los fustes de las farolas al eliminarlas, y su espacio podrá ser ocupado por filas de árboles que mejoren nuestra existencia. Ahí un apunte, y ya que estamos en campaña, a ver quién se anima a hablar del futuro de la ampliación del itinerario peatonal y acuerda con esta ciudadanía —que vota— unos criterios para la construcción de la ciudad. Porque, no sé ustedes, pero yo nunca he conocido criterio alguno más que la improvisación y el derroche en la obra pública.

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