Historia de un inmigrante

"Dejé atrás a mis padres enfermos, y a mis tres hijos"

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Entrevista con El Hassen Gaye en el Magazine de Biosfera TV
El Hassen Gaye llegó en patera a Tenerife en diciembre de 2005, vive actualmente en Lanzarote y lleva como voluntario en Cruz Roja quince años. El joven mauritano contó su historia en el Magazine de Biosfera TV.
"Dejé atrás a mis padres enfermos, y a mis tres hijos"

"Decidí salir creyendo en los milagros, esperando algo mejor para mi, y para mi familia. Eso es lo único en lo que pensé". Emocionado al recordar a su gente, El Hassen Gaye, que contó su historia en el Magazine de Biosfera TV, aprovechó para lanzar un mensaje: "Por favor, cuando tengan a sus padres al lado, quiéranlos y no los suelten, cuídenlos".

Después de pasar catorce días en altamar, este joven mauritano llegó en patera a la isla Tenerife en diciembre de 2005. "Decidí salir de Mauritania porque desde el año 1989 hasta el 2000, marginaban a todos los negros africanos. Mi padre es mauritano y mi madre es de Senegal. Yo nací en Mauritania. En la Guerra Civil sacaron a todos los negros africanos que estaban en Mauritania y dijeron que eran de Senegal" En ese clima, de crispación constante, fue donde se vio envuelto El Hassen desde muy pequeño.

Una época en la que los padres fueron deportados y en la que El Hassen se vio obligado a quedarse únicamente con su hermano, mellizo, en Mauritania. Una situación que les llevó a emprender un camino en busca de su familia. Un camino "muy duro", que el hermano de Hassen no pudo resistir: "Tenía toda su vida en Mauritania, y regresó. Yo decidí quedarme con mis padres y continué con mis estudios, pero como refugiado".

Cuando salí de allí, dejé a mis padres, enfermos, y a mis tres hijos. La más pequeña con un año

"Desde 1989 hasta 2001 estuve con mi madre. Más adelante, en vista de que en Senegal no podía hacer nada para ayudar a mis padres, me volví a Mauritania". Y es ahí cuando se da cuenta de que estando en Mauritania tampoco puede ayudar a  su familia, en ese entonces ya con tres hijos. "Cuando salí de allí, dejé a mis padres, enfermos, y a mis tres hijos. La más pequeña con un año. Cuando te levantas por la mañana y ves que no te llega, que no puedes ayudarles... Es muy duro y tienes que tomar decisiones", explica el joven.

Ahora mismo El Hassen es intérprete en Cruz Roja, aunque también lo activan para otras cosas. "Ver llegar una patera es acordarme de lo que me pasó en su momento. Lo primero que necesitan estas personas, cuando llegan a tierra, es el cariño y el calor humano". 

El Hassen Gaye lleva 15 años en la ONG. "Cruz Roja me ha ayudado a crecer, a aprender, a valorar... Al llegar, como yo sabía leer y escribir, lo que hice fue intentar ayudar a mis compañeros. Ahí tuve mi primer papel como voluntario. La Cruz Roja es como una piña, y se ha convertido mi familia". También estuvo ayudando en el albergue que abrieron durante la pandemia en Lanzarote y colaborando con las personas mayores. 

Te informan de si puedes quedarte, o te dan los papeles de expulsión

Respecto al protocolo que se activa al llegar las personas migrantes, Gaye reconoce que "es un proceso muy duro por el que nadie merece pasar. Al llegar a los centros, lo primero que te dicen, es que no estás detenido, pero que para realizar los trámites oportunos deben llevarte hasta un centro. En su caso, explica, "estuvimos 72 horas en el calabozo. Llegamos un viernes, y el lunes nos llevaron al juzgado. Ahí es cuando se decide tu futuro. Te informan de si puedes quedarte, o te dan los papeles de expulsión. En mi época ningún inmigrante podía estar en un centro durante más 40 días".

A pesar de sean momentos duros, "sobre todo por la incertidumbre de lo que pasará contigo", Hassen reconoce que las personas que llegan "deben tener un buen comportamiento, deben respetar y hacer por integrarse".  

El Hassen fue premiado hace unas semanas con la medalla de bronce por Cruz Roja "por participar desde su incorporación de forma constante en varios proyectos del área de Inclusión Social y en el área de Socorros, destacando su predisposición y adaptación en cada circunstancia, apoyando y colaborando en la consecución de los objetivos de Cruz Roja", destaca la ONG. "Yo estaba en el trabajo, y cuando me fui a tomar el café, como cada día, abrí el correo, y me encontré con esa gran sorpresa. Lo recibí con mucha satisfacción y muy emocionado", reconoce el joven.

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