2N | Día de Difuntos

Cultura de la muerte en Lanzarote, ritos en una isla cosmopolita

Cementerio
Cementerio

Cada 2 de noviembre las ánimas y los difuntos son recordados por varias confesiones religiosas y todas piden por su eterno reposo.

Cultura de la muerte en Lanzarote, ritos en una isla cosmopolita

La antigua tradición local creó los Ranchos de Ánimas para celebrar el Día de los Finados. Venidos a menos con el tiempo y quedando circunscritos al ámbito del folclore, en la actualidad los católicos, practicantes o no, cubren de flores los camposantos para honrar a sus difuntos. Pero, en la isla, son muchos y variados los ritos con los que las diferentes confesiones recuerdan a sus seres queridos. No necesariamente el 2 de noviembre.

En un principio, la tradición de los finados en Lanzarote y en Canarias era eminentemente familiar. Se contaban anécdotas de los fallecidos de la familia, que se hacían presentes a través de las palabras. Todo ello acompañado de determinadas comidas y bebidas. Luego, el rito se llevaba a la calle con los cánticos afligidos de los Ranchos de Ánimas.

12 CEMENTERIOS, DE LOS QUE 11 ESTÁN EN USO

En Lanzarote existen 12 cementerios, de los que 11 están en uso. En ellos yacen las personas que han sido enterradas, cada vez más en nichos, aunque la incineración se ha ido generalizando en los últimos tiempos. En los camposantos, que hoy tienen un carácter eminentemente laico, se producen enterramientos por diferentes ritos religiosos. Ya no es como antes, cuando los cementerios eran católicos y, por ejemplo, se habilitaba una zona apartada y no “consagrada” para los enterramientos no católicos, denominada la chercha, una derivación de la palabra inglesa ‘church’ (iglesia).

La población residente en la isla de procedencia extranjera es cada vez mayor. Aquí conviven grupos personas de todas partes del mundo, con sus preferencias religiosas y sus ritos fúnebres. Pero, antes o después, todos morimos, unas 800 personas cada año, sobre todo por tumores y enfermedades del sistema circulatorio. De cada dos decesos que se producen hoy día en nuestro país, uno acaba en un cementerio y otro en un horno crematorio.

CEMENTERIOS ESPAÑOLES y RELIGIÓN CATÓLICA

Esta realidad cada vez más cosmopolita ha dado lugar a que muchos municipios se hayan visto en la necesidad de adecuar espacios para atender los ritos funerarios de las distintas comunidades religiosas. En Lanzarote se han registrado muchas promesas y avances lentos e insuficientes. Católicos, protestantes, musulmanes, hinduistas, judíos, budistas… todos seres humanos que, al morir, desean ser amortajados a su manera y recordados por los suyos.

El problema radica en que, todavía hoy, la planificación de los cementerios españoles está orientada hacia la religión católica, que es la mayoritaria en el país. Así, los cementerios cuentan en general con capillas y toda clase de imágenes de santos católicos, pero es más difícil encontrar alguna alusión a otras religiones. Sin embargo, todos esperan y reclaman respeto a sus rituales mortuorios, algo que sí garantizan las empresas de pompas fúnebres en sus tanatorios privados.

Hace unos pocos años, en el Cementerio de San Román de Arrecife se construyeron nichos orientados hacia el este, lo cual “atiende” sólo en parte las costumbres funerarias del Islam. En la tradición musulmana, se deposita el difunto sobre el costado derecho mirando hacia la Meca, pero normalmente se le entierra directamente sobre la tierra, sin ataúd. Únicamente Teguise cuenta con cementerio con tierra apta para enterramientos islámicos.

LAS FLORISTERÍAS NO HAN DADO ABASTO

Los hinduistas lo tienen más fácil gracias a la incineración. El hinduismo cree en la reencarnación, es decir que después de la muerte el alma se desprende del cuerpo y se puede reencarnar luego en otro ser vivo, que no necesariamente tiene que ser humano. Los judíos, por su parte, entierran a sus muertos en la tierra y sus lápidas llevan la estrella de David. Nunca veremos flores en sus tumbas, sino que los seres queridos colocan piedrecitas como recordatorio.

Por último, parece oportuno reprobar la leyenda referida a los ciudadanos chinos. ¿Por qué no hay chinos en los cementerios? La respuesta es sencilla: la mayoría han llegado a España siendo jóvenes y no están en edad de morir. Y si mueren, se les entierra o se les incinera, como a todo el mundo. Vienen a trabajar, pero de mayores, si pueden, regresan a China.

En todo caso, las floristerías no han dado abasto estos días. Es habitual comprar flores y depositarlas en las tumbas y los nichos en forma de presente a los fallecidos. De hecho, ni siquiera en el día de los enamorados se venden tantas flores y los camposantos presentan un aspecto envidiable.

LA CREMACIÓN, EN ALZA

La cultura de la cremación de difuntos ha arraigado en la isla y sigue en alza. La cremación es el proceso mediante el cual se reduce el cuerpo de un fallecido a cenizas exponiéndolo a altas temperaturas. Entre las razones de estos cambios en los hábitos de la cultura funeraria, destaca el precio, sobre todo tras desatarse la crisis financiera, ya que una cremación básica es bastante más barata que un entierro tradicional. Sin obviar la creciente pérdida de influencia de la jerarquía eclesiástica católica en la sociedad.

En un primer momento, la incineración supuso un ahorro considerable para las familias ya que permitió eliminar gastos como el coche fúnebre, el entierro, el nicho o la lápida. En la isla operan varias empresas dedicadas a los servicios mortuorios, algunas de ellas con tanatorios propios. Como sucede en el resto de Europa, la inhumación suele ser la elección preferida en pueblos pequeños mientras la incineración es la opción favorita en los grandes núcleos urbanos.

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