Tragedias en el mar

"Iban directos a estamparse en el mismo sitio donde murió toda aquella gente en 2009"

Patera rescatada por Los Cocoteros con una mujer fallecida
Patera rescatada por Los Cocoteros con una mujer fallecida
Los marineros del Mar Azul pensaron este martes que aquella historia en la que murieron 25 migrantes en Los Cocoteros, estaba a punto de repetirse: "Encontrarse aquella mujer botada sobre el fondo de la zódiac fue tremendo"
"Iban directos a estamparse en el mismo sitio donde murió toda aquella gente en 2009"

La gente de Lanzarote, sobre todo la que se gana el pan en el mar, tiene aún muy presente la tragedia de Los Cocoteros, ese tramo de la costa de Haría salpicado de rocas sumergidas que se cobró la vida de 25 inmigrantes a muy pocos metros de tierra. Fue en 2009, pero los marineros del Mar Azul pensaron este martes que aquella historia estaba a punto de repetirse.

"¡Se la van a mandar! ¡Chacho, que van directos a estamparse a la misma zona donde murió toda aquella gente, se van a ahogar!" Fue lo primero que pensó Francisco Hernández, el patrón del pequeño pesquero que consiguió detener a menos de un kilómetro de tierra a la lancha neumática que se acercaba peligrosamente al caletón Los Cocoteros con 53 personas a bordo, ente ellos dos niños y una niña.

En realidad, no fue él quien vio la zódiac, acababan de salir de Arrecife cargados con cebo vivo para empezar una jornada de pesca en la Reserva Marina de La Graciosa e iba pendiente del rumbo. Fue su compañero de a bordo quien lo alertó, el marinero Tomás Hernández.

Francisco y Tomás consiguieron tranquilizar a los ocupantes, les preguntaron, como pudieron, entre francés y español, si estaban bien y les repartieron los pocos víveres que llevaban a bordo: unos paquetes de galletas, cuatro barras de pan y unas garrafas de agua.

Costó unos minutos que el grupo, comprimido en el escaso espacio de la zódiac, se abriera y le dejara ver a una mujer que yacía sin vida en el fondo

El patrón del Mar Azul relata a EFE que, en ese momento, la neumática todavía iba navegando, pero se le paró el motor y ya no volvió a arrancar, por lo que tuvieron que remolcarla mar adentro con un cabo, porque la corriente la llevaba sin remedio a Los Cocoteros.

Francisco Hernández sabe bien que, si entras en esa zona del litoral del norte de Lanzarote, no solo encallas entre rocas sumergidas que te acaban rajando el casco, sino que probablemente no puedas salir, porque la línea de costa es "como una pared, como el frontal de un puerto". "No lo puedes trepar", enfatiza, y menos aún si llegas a ese lugar débil y agarrotado por una travesía de muchas horas de patera.

Le dio gracias a Dios por haber nacido en Europa

Evitado ese peligro, Francisco y Tomás volvieron a preguntar a los ocupantes de la neumática si estaban todos bien. Costó unos minutos que el grupo, comprimido en el escaso espacio de la zódiac, se abriera y le dejara ver a una mujer que yacía sin vida en el fondo. Encontrarse aquella mujer "botada sobre el fondo de la zódiac" fue tremendo para los dos pescadores, porque además enseguida se dieron cuenta de que estaba embarazada. Su barriga era evidente, relatan.

Era la tercera vez que el patrón del Mar Azul asistía a una patera con inmigrantes, pero nunca había tenido una experiencia como esta. "Se me partió el alma", confiesa este pescador, que le dio "gracias a Dios" por haber nacido en Europa. "Aquí que se vive bien. Esa gente no viene a robar, solo quieren vivir mejor", remarca Francisco Hernández, que a lo largo de sus más de 25 años en la mar ha faenado en Sierra Leona y en Gambia y conoce bien la situación de pobreza, violencia e inseguridad de muchos países de África.

Así venían. Navegando toda la noche con un pie por fuera, mojados en agua salada y con frío

La otra imagen que le quedó de la neumática hasta que llegó el barco de Salvamento Marítimo fue cómo venía esa gente. "¿Conoce la atracción esa de las ferias, los toritos (la que simula un toro de rodeo)? ¡Agüita! Así venían, un pie por dentro y otro por fuera de la barca. Navegando toda la noche con un pie por fuera, mojados en agua salada y con frío", explica.

Los dos marineros del Mar Azul perdieron combustible y tiempo de faena en el rescate, pero el día les compensó: por la tarde volvían a tierra de la zona de Alegranza con 2.000 kilos de atún en la bodega. Esta madrugada salían a capturar cebo y vuelta a empezar. 

HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DE ÓRZOLA 
El pasado sábado 17 de junio, componentes de la Red de solidaridad con las personas migrantes en Lanzarote rindieron homenaje a las cuatro víctimas del naufragio de su embarcación en la costa de Órzola hace dos años, cuyos restos yacen en la zona reservada a las personas de confesión musulmana del cementerio de Teguise.
En un encuentro sencillo e íntimo, las voluntarias adornaron de flores sus tumbas y leyeron entre todas un texto para honrar la memoria de las víctimas y denunciar las políticas migratorias antes de observar un minuto de silencio.
En los últimos cinco años, 7.865 personas procedentes de África han perdido la vida en su intento de alcanzar las costas de Canarias1, cuatro personas cada día. La llamada “ruta canaria” se ha convertido en la ruta migratoria más mortífera del mundo. La emprenden las personas que desean migrar a Europa y no pueden viajar de forma legal y segura. No pueden ejercer su derecho a migrar, recogido en el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos2. Por culpa de políticas que las criminalizan y las deshumanizan, se ven obligadas a arriesgar sus vidas. Miles de seres humanos desaparecen en el fondo del océano. Pocos cuerpos son recuperados y pueden ser enterrados de forma digna. El pasado sábado, las voluntarias de la Red se juntaron alrededor de cuatro tumbas, para luchar contra el olvido.
Texto leído en el cementerio:
Se ahogaron en el mar de Órzola la noche del 17 de junio de 2021, cuando la neumática que les transportaba chocó contra la rocosa costa del norte de la isla de Lanzarote. Las vecinas y los vecinos de Órzola, alumbrados con las linternas de sus teléfonos, lo hicieron todo y más para salvar a los 46 ocupantes de la zodiac que acababa de volcar a unos centenares de metros de sus casas.
Nabintou Diaby, de Costa de Marfil, tenía 41 años, dos hijos y quería reencontrarse con su marido en Francia. Él mismo había cruzado el Mediterráneo en el 2017 y fue el único superviviente del naufragio de su embarcación.
Namory Bamba tenía 8 años. Viajaba con su madre y su hermano pequeño, un bebé. El cuerpo de Namory fue encontrado al día siguiente del naufragio.
Dos otras vidas fueron arrebatadas ese día, la de una mujer y la de un hombre que no han podido ser identificados. No prescribió su condición de clandestinos ni siquiera con su muerte: en las placas funerarias se leía "Indocumentado 1" e "Indocumentado 3", último estigma de quien intenta alcanzar Europa sin los requeridos papeles.
El olvido juega, aquí, todas sus cartas: lo poco que se sabe de estas personas está escrito en cintas de celo pegadas sobre las sencillas placas. La información se borra rápidamente. No sabemos quienes eran pero, en algún lugar, alguien les echará de menos y querrá saber lo que les ha pasado. Nosotras, desde la Red, luchamos para proteger su memoria.
1 Informe Víctimas de la necrofrontera 2018-2022, Caminando Fronteras (https://caminandofronteras.org/monitoreo/victimas-necrofrontera-2018-2022/)
2 Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.
Aquella noche del 17 de junio de 2021, las políticas migratorias volvieron a matar en las costas de Lanzarote. No fue el primer naufragio. De hecho, en Órzola, unos escasos siete meses antes, ya habían escuchado gritos en la noche. Ya habían salido a socorrer a los vivos y a sacar los cadáveres del mar. Ya habían comprobado cómo corazones llenos de sueños, de ilusiones, de anhelos habían dejado de latir aquí, en nuestra costa.
Las fronteras matan. Las fronteras dejan víctimas en ambas orillas de la ruta canaria. Lanzarote es un territorio fronterizo y como tal, es escenario de la necropolítica que rige la actual gestión de las migraciones en Europa. Somos los rehenes de unas políticas represivas, racistas y violentas que no nos representan.
No vamos a normalizar que muera gente en nuestras costas. No vamos a permitir el olvido de las víctimas de las fronteras. No vamos a mirar hacia el otro lado.
Al contrario, miramos a la realidad de frente:
Se están cometiendo asesinatos en las fronteras. Y desde aquí en Canarias, unidas a quienes luchan en Grecia, en Melilla y en todas las fronteras, denunciamos y rechazamos ese crimen contra la humanidad.
Hoy todos nuestros pensamientos están dirigidos hacia las familias de Nabintou, Namory y hacia todas las personas que desde el continente vecino, buscan a un ser querido desaparecido. Con la mano en el corazón, les mandamos todo nuestro apoyo.
No más muertes, ni en las costas, ni en el mar, ni en el desierto ni en las vallas. ¡Vías de migración legales y seguras ya!
Homenaje a las víctimas de la patera de Órzola
Homenaje a las víctimas de la patera de Órzola

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