Lanzarote tiene muchos cables sueltos
En la noche de este domingo efectivos del Consorcio de Seguridad y Emergencias del Cabildo de Lanzarote tuvieron que volver a actuar ante la caída de unos cables de telefonía. Fue en La Asomada, en el municipio de Tías.
Hace pocos días, lo mismo en Arrecife. Es precisamente el momento que refleja la foto que ilustra la noticia. Y en este mismo diario nos hemos ocupado varias veces de hechos similares, cuanto no idénticos.
A finales del siglo XX, durante la segunda mitad de la década de los 80 y la primera mitad de los 90, Lanzarote presumía de ser una isla en la que se obligaba a soterrar los cables para no afear el paisaje. El mismo escaparate natural donde no se veía ningún cartel publicitario tipo rebajas en grandes almacenes o un toro de enormes dimensiones.
De último se vuelve a hablar de ello. Pero durante largos años este debate había desaparecido. Se supone que si desaparece el debate, ni existe la práctica.
Así las cosas, esa anacrónica imagen de postes de madera -la mayoría cambados y deteriorados- que sustenta el tendido de las comunicaciones es amplificada por la de los cables barrigudos que, más veces de lo debido, acaba rozando el suelo o, aún peor, a una altura harto peligrosa para ciclistas o motoristas, por ejemplo.
Los cables sueltos de Lanzarote, por tanto, son muchos, muy variados y hasta literales.
