Top Secret, 9 de marzo de 2018

La calle

La calle
La calle es ese lugar común que todos pisamos como hecho cotidiano. Pero además de eso, sirve también de punto y final a una larga espera normalmente plagada de reivindicaciones caídas en saco roto. Este jueves las calles de Arrecife, como las de numerosos pueblos y ciudades de toda España, se han llenado de mujeres, y hombres, reclamando igualdad. Y muchas cosas más, pero todas parten de la misma cuna: la igualdad. En la Capital de la isla, sin embargo, también ha habido otra manifestación que queremos poner en valor. No vaya a ser que la marea violeta acabe ahogándola en los medios. Nos referimos a la protesta de decenas y decenas de niños y niñas procedentes de los clubes deportivos de Arrecife,  con padres, madres y monitores, que se han concentrado en el ayuntamiento capitalino reclamando el pago de las ayudas aprobadas, largamente esperadas, reclamadas, prometidas y todavía no recibidas. Corresponden a la temporada 2016/2017. Es decir, dinero para que los clubes pudieran ir tirando en una sesión que finalizó el 30 de junio del año pasado. Si estuviéramos hablando de medicinas para un enfermo crónico hace ya semanas que hubiésemos asistido a su entierro. Así es la Administración. Al menos esta administración. 
 
Las (no) ayudas
El mecanismo de la administración pública que conocemos como más cercana, los ayuntamientos, no funciona todo lo ágil que debiera funcionar. Y lamentablemente en la mayoría de las ocasiones el político sólo puede contribuir a empeorar las cosas. Queremos decir que el buen político, que los hay, en raras ocasiones es capaz de acortar plazos; si embargo el político mediocre, que son mayoría, tiene una sorprendente habilidad para encharcarla todavía más. En el ayuntamiento de Arrecife los políticos le suelen echar la culpa a la nueva interventora. Que ya no es tan nueva, pero que ,según les escuchamos hablar en entrevistas y tertulias, ha instaurado unos procedimientos garantistas que retrasan absolutamente todo. Y todo es todo: desde el pago del alquiler a las familias desalojadas de sus casas hace nueve años (con la promesa de su pronta vuelta al hogar que abandonaron, y dos huevos duros), hasta el pago a las ayudas deportivas pasando por el recibo de la luz. La interventora, funcionaria nacional, no debe entrar al trapo, pero no me negarán que se ofrecerían gustosamente a escuchar lo que seguramente tiene que decir al respecto de todo esto.
 
ABC
En el “oficio” de cargo público (tómenlo como un guiño a los que se creen que 'eso' es una profesión) hay tiempo para administrar la rutina y espacio para la imaginación. Pagar este tipo de ayudas que reclaman los clubes deportivos es de lo primero: el abc del tema. Cada septiembre empieza la temporada deportiva. Cada septiembre empieza el curso escolar. Cada octubre la universidad. Cada día hay que comer. Cada mes hay que pagar el alquiler. Cada equis tiempo pasar la misma cosa que tiene que pasar. Sólo hay que trabajar lo suficiente y con la debida antelación para que coincida lo que pasa con lo que el ayuntamiento tiene que aportar. ¿Difícil? Si, si fuera la primera vez. Pero es algo que se repite todos los años y desde hace muchos años. Estamos convencidos de que si en lugar de un (o una) concejal hubiera una máquina a la que tuviéramos que echar un euro y apretar el botón de la ayuda correspondiente, la cosa sería más ágil. Pero no. Tenemos la inmensa desgracia de que hay cuestiones que dependen del factor humano. Esa gente que, cada cuatro años, toca a nuestra puerta diciendo que entre sus objetivos está agilizar la administración. Para la ocasión guarden, si acaso, las fotos de estos días.

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